*Si LuChAs PuEdEs PeRdEr, Si No LuChAs Ya EsTáS pErDiDo*

SiGo CaMiNaNdO sIn DeTeNeRmE y CaDa PaSo QuE dOy Me DeScUbRe HaCiA dOnDe VoY.

domingo, 7 de febrero de 2010

Con los nervios a flor de piel



Pasa mi vida ante mis ojos y el tiempo parece detenerse. Mi corazón se acelera hasta alcanzar un rítmo de palpitaciones vertiginoso que produce un primer pinchazo en el pecho y acaba desembocando posteriormente en una serie casi ininterrumpida de ellos. Mi respiración entrecortada y el nudo que se ha formado de nuevo en mi estómago me recuerdan que todos los intentos de enterrar los recuerdos dañinos del ayer... son en vano, pues las cosas que realmente duelen no desaparecen ni se olvidan, tan solo aguardan agazapadas en algún lugar del subconsciente esperando un momento vulnerable para volver a golpear con fuerza y ese momento "perfecto" se sucede en la soledad de la noche. De nada sirve intentar escapar, en nada ayuda huir... porque he podido comprobar por mi misma que huir no soluciona los problemas ni hace que desaparezcan, tan solo los retrasa.

En la oscuridad y el silencio de la noche, cuando me encuentro completamente sola frente a mis pensamientos y temores, cuando no hay modo de escapar de ellos ni de mí... es sobretodo entonces cuando regresan los fantasmas del ayer impidiendo que consiga conciliar el sueño. En esa oscuridad las heridas que más duelen no son visibles para el resto, tan solo yo puedo apreciarlas, tan solo yo me estremezco al sentir ese dolor punzante.

Me encantaría poder olvidar, borrar los recuerdos que vuelven a emerger y a doler a pesar de haber puesto todo mi empeño en enterrarlos de por vida, en hacerlos desaparecer. Quiero olvidar, necesito olvidar... pero no puedo.

Ojalá en ese aspecto las capacidades del ser humano fuesen similares a la memoria de un ordenador, y bastase con presionar una simple tecla para borrar aquello que ocupa inutilmente un espacio en nuestra mente y tan solo sirve para dificultar la existencia, generar dolor y bloqueos que obstaculizan el camino. Por desgracia esa tecla no existe y resulta imposible olvidar sin más.

Soy consciente de que ahora la única opción que me queda para seguir caminando hacia la dirección correcta es: dejar de una vez de aferrarme al dolor, dejar de causarmelo yo, asumir y afrontar aquello que duele y puede que entonces y solo entonces, logre pasar página y reescribir así mi historia. Se dice pronto pero... cuesta... cuesta demasiado.

Pero a pesar de las dificultades sé que "este cuento" no va a ser eterno porque está en mi mano ponerle un final. Quizás no pueda decidir cuando termina pero si soy yo quien decide como quiero que termine.



3 comentarios:

  1. Esos recuerdos que nos atormentan no están ahí sólo porque sí, no se puede presionar una tecla y borrarlos como si nada. Como bien dices la única manera de que dejen de afectarnos y pasar página es mirarlos de frente, aceptarlos y al fin dejarlos que reposen en paz en nuestras mentes. No se borran, pero esas cosas son las que realmente nos hacen crecer. El sufrimiento, los traumas... nos obligan a desmontar y volver a montar los puzzles más complicados del ser humano y con todo ese proceso crecemos, nos hacemos más fuertes. Ahora quizá no puedas verlo así, maldecirás cada recuerdo que te duele, pero algún día podrás verlo de frente y comprender que tú no serías la que eres en esos momentos (se supone: una mujer más fuerte, más segura de sí misma, más madura...) si no hubieras pasado por ciertas cosas.
    A mí pasó, también tuve mis fantasmas a los que enfrentarme, aún los tengo, pero sé que no se puede huir de ellos, que sólo podemos evitar que se interpongan en nuestras vidas si los superamos y aprendemos algo de ellos. Entonces nos liberamos. No es fácil, pero al menos eres consciente del camino que has de seguir. Eso ya es mucho.

    La noche también para mí el momento más crítico, los fantasmas parecen hacerse tan reales... y si se une a un cansancio extremo suelo tener crisis bastante profundas (mi psicólogo las cataloga de "psicóticas" en el sentido de que pierdo contacto con la realidad), pero así y todo es un buen momento, porque huir de nosotras mismas, de nuestros miedos, no es bueno, también está bien que de vez en cuando se nos sacuda un poco para que tomemos consciencia de las cosas que aún nos queda por seguir trabajando y que dejaríamos de lado, inconclusas, si nuestras vidas fueran una línea recta (algo imposible en seres tan complejos como el ser humano).

    Un abrazo fortísimo y muchos ánimos. Yo sé que puedes.

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  2. Por cierto, me encanta el último párrafo que has escrito. Está lleno de fuerzas, esperanzas, y, lo más bonito: una gran luz, el sentimiento de que sabemos o intuimos que, en el fondo, nosotras podemos decidir por nuestro destino.

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  3. podrás preciosa! podrás!
    ya lo estás logrando..
    1bso enorme

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