*Si LuChAs PuEdEs PeRdEr, Si No LuChAs Ya EsTáS pErDiDo*

SiGo CaMiNaNdO sIn DeTeNeRmE y CaDa PaSo QuE dOy Me DeScUbRe HaCiA dOnDe VoY.

domingo, 25 de abril de 2010

Pierdo la noción del tiempo

"¿De qué te sirve sentirte culpable todo el tiempo? ¿Que parte de ser infeliz es útil? ¿Beneficia a alguien que tú te sientas una mierda? La gente no puede decir quién soy. La gente no puede decidir por mí. La gente verá hasta donde yo les deje ver, la mayoría de la gente verá lo que aparento pero no lo que realmente soy. Hay que tirar para adelante con lo que sea…. Realmente el que es responsable de uno mismo es exactamente eso, uno mismo … No puedo esperar que los demás vengan a hacerme sentir mejor, no puedo esperar que alguien consiga salvarme, ni puedo esperar salvar a nadie si no empiezo por tratar de salvarme a mi misma. NOSOTROS SOMOS LOS ÚNICOS RESPONSABLES DE NUESTRA FELICIDAD Y DE NUESTRAS GANAS DE VIVIR ¡!!"

Después de pasarlo realmente mal, pensar en todo lo que tenía que pensar, llorar todo lo que tenía que llorar, darme de bruces con la realidad y descansar en la medida de lo posible, he llegado a varias conclusiones y ahora toca ponerme manos a la obra y que pase lo que tenga que pasar...

Es cierto que todo está patas arriba... se podría decir que un 90% de mi vida es caos y mire donde mire hay cosas por arreglar, problemas que solucionar y hechos y actitudes que modificar... Es cierto que ver todo ese "desorden" me desmotiva y hace que me sienta frustrada y apática ante el hecho de "moverme" porque me da la sensación de que haga lo que haga no servirá de nada (sé que esa no es la actitud pero es lo que pienso) porque aunque cambie una cosa, siguen habiendo 20 mal detrás de ella. Pero también es verdad que no puedo odiar mi vida tal como la conozco y esperar a que las cosas cambien por si mismas porque por desgracia eso no sucederá. Generalmente nada cambia por si solo...

Estos días han venido a mi mente muchos recuerdos y precisamente no buenos. Por lo general voy sobreviviendo y dejando los días pasar y unos pasan mejor y otros peor, así es esto: unos días arriba y otros abajo con ganas única y exclusivamente de dejar las horas pasar metida en mi cama. Pero cuando llegan fechas destacadas como pueden ser fiestas, verano o navidades... me atacan los recuerdos, veo como los demás disfrutan y salen mientras yo me encierro una vez más porque lo necesito, porque no sé hacerlo de otra manera, porque yo no disfruto, al contrario lo sufro y entonces recuerdo que estaba haciendo esas mismas fechas de hace 1 año, 2, 3... y me doy cuenta de que he perdido la noción del tiempo y que todos esos años parecen haber sido clonados, porque han sido esactamente iguales y a pesar de ser consciente de mis fallos vuelvo a cometerlos una y otra vez porque es algo superior a mi, lo odio con todas mis fuerzas pero al mismo tiempo no puedo dejar de hacerlo. Lo necesito porque en cierto modo me aporta seguridad y temo perderla, temo perder lo único que de verdad siento que tengo.

He estado esperando a que todo se calmara por si solo, tenía la esperanza de recuperar el control cuando me lo propusiera y así han ido pasando los años y pasan sin darme cuenta de que llevo casi 8 metida en esta espiral y que por más que lo intento el control sigue sin estar en mis manos. Me parece mentira que haya pasado tanto tiempo, no consigo creermelo, no puedo aceptarlo...Y espero y espero pero no pasa nada... Asique quizás sea hora de cambiar de táctica y hacer lo que tenía que haber hecho hace mucho tiempo.

Cuando llegas a lo más profundo y tocas fondo hay dos opciones: aferrarte a algo que se encuentre en ese fondo y dejar que el tiempo pase hasta que te ahogue o tomar impulso y volver a salir a la superficie. Yo escojo la segunda opción y si esta vez no lo consigo buscaré todas las alternativas posibles aunque no sean de mi agrado.

miércoles, 21 de abril de 2010

Como duele...

Como dice el dicho ojos que no ven corazón que no siente... Llevo practicamente toda mi vida fingiendo ante los demás y tratando de cerrar los ojos para no sentir, para no ver lo que se encuentra en el exterior de mi burbuja y de pronto un día me ayudan a abrir los ojos y me doy de bruces con la realidad y como duele...

No es sencillo aceptar que todo tu mundo, toda tu vida es un auténtico caos. No es agradable comprobar que todo está patas arriba y que nada de lo que tienes está ocupando su lugar. Es muy difícil ser consciente de todo lo que queda por cambiar para poder llevar una vida relativamente normal y no saber ni siquiera por donde empezar porque es practicamente todo lo que está mal.

Cada día está plagado de esfuerzos titánicos constantes, levantarme por las mañanas, comer, vestirme, mirarme en el espejo, salir a la calle, en definitiva TODO me cuesta tanto... Trato de ser positiva y pensar que si pongo todo de mi parte algún día las cosas mejorarán pero ¿cuándo será eso? ¿cuánto tiempo me llevará conseguir recomponer el puzzle si todas y cada una de las piezas están desordenadas y algunas incluso perdidas? ¿cómo conseguir hacer aquello que siento que no puedo hacer a pesar de mis intentos? Poner todo de mi parte implica hacer cosas que hoy por hoy no me veo capaz de hacer, dar pasos que no puedo dar porque me quedo completamente paralizada y ni siquiera sé si algún día eso cambiará, si algún día las palabras fluirán libremente en la dirección adecuada.


Mis noches son horribles plagadas de ansiedad, llantos, sin apenas poder conciliar el sueño... y cuando por fin logro dormir vienen las pesadillas y me despierto sobresaltada, con taquicardia y muchas veces con lagrimas en los ojos. Después amanece un nuevo día y con él empieza la verdadera pesadilla... me cuesta un mundo levantarme cada mañana de la cama, enfrentarme a la rutina y a las cosas cotidianas del día a día. Simplemente dejo los días pasar y ansió que llegue el momento de volver a meterme en la cama.

Me siento terriblemente sola (sé que es solo una sensación), vacía y tan pequeña... y ya de nada sirve que me refugie en mi trastorno alimentario, en nada ayuda. Los sentimientos ahora se han vuelto tan intensos que no hay nada que los logre tapar ya. El TCA solo es la punta del iceberg y ahora está empezando a salir a la superficie todo lo que hay debajo y es tan duro remover aquello que llevo toda mi vida tratando de olvidar. Se me hace cuesta arriba enfrentarme a ello y asimilar tantas otras cosas que habían tras esa gruesa capa que he ido formando con el paso de los años y de las que yo no era o no quería ser consciente. Ahora todo se ha desmoronado incluso aquello que estaba convencida que se sustentaba sobre una base sólida porque yo misma me engañaba, todo era mentira, una farsa... nada es idílico, ni siquiera normal y como cuesta aceptarlo... y como me va a costar modificarlo.

Estoy mal, realmente mal... animícamente hablando. Estoy completamente apática con ganas de meterme en la cama para no salir durante días, me siento triste con unos niveles de ansiedad importantes, me siento fuera de lugar incluso en mi propia casa, sin ganas de ver a nadie... puede que en realidad nada haya cambiado, todo sigue "igual" pero algo en mi si que ha cambiado y esque ahora consigo ver muchas de las cosas que antes no me permitía o me negaba a ver y he de reconocer que no me gusta nada lo que me he encontrado al abrir los ojos porque la mayor parte de la responsabilidad de que todo sea así (aunque sea compartida) recae sobre mí.

Me encantaría irme lejos, desaparecer... incluso por muy duro que suene a veces desearía que en su momento me hubiesen ingresado, que esa fuese mi única opción porque probablemente habría sido mejor para todos perderme de vista.

Por otro lado e independientemente de lo que he hablado arriba, no quiero subir de peso pero sé que tengo que hacerlo, ahora mismo no tengo opción. Trato de cumplir las pautas y lo voy consiguiendo pero me da la sensación de que por más que cambie mis actos, por más que modifique mis conductas los sentimientos no solo no menguan si no que se hacen más fuertes y en consecuencia todo duele más. Soy consciente de que estando en infrapeso no puedo estar objetivamente gorda y por mi salud debo aumentar aunque sea un poco pero tengo tanto miedo... porque si estando en un peso en teoría bajo tengo que ducharme con los ojos cerrados porque no soporto verme, cuando me tumbo en el sofá necesito ponerme varios cojines sobre mí para ocultar mi cuerpo bajo ellos y así otras tantas cosas... ¿Cómo me sentiré cuando engorde? Y ya no es el mero hecho de engordar... si no: ¿a qué me aferraré cuando sienta que ya no puedo más? Soy capaz de comer con relativa normalidad pero ¿llegará el día en el que deje de doler todo tanto? ¿Llegará el día en el que lo que resulta cotidiano para la inmensa mayoría se convierta en cotidiano también para mí?














miércoles, 14 de abril de 2010

Ya estoy aquí

He vuelto de viaje, he estado una semana fuera de casa. Salí de aquí con miedo e incertidumbre puesto a que aunque por una parte sabía que iba a venirme bien cambiar de aires y tener unos horarios determinados con las comidas para evitar ocasiones y tentaciones, por otro lado lo que más recuerdo de cada viaje, de cada día que he pasado fuera de casa en estos más de 7 años son los baños de cada uno de los lugares que he visitado, siempre acababa recurriendo a ellos para liberarme del peso que se acumulaba en mi estómago y en mi cabeza... así día tras día, mes tras mes, año tras año... siempre era lo mismo, mientras mis compañeros, amigos o familia disfrutaban de unos días diferentes y trataban de desconectar de la rutina yo por el contrario cambiaba de escenario pero en realidad era lo único que cambiaba puesto que la función estuviese en el lugar que estuviese continuaba siendo la misma.

Esta vez partí con un compromiso firme de que pasara lo que pasara y por mucho que no tuviese la opción de restringir o sintiese la necesidad de vomitar no iba a hacerlo. Aunque me agobiaba mucho la idea de estar acompañada en cada comida y no sabía cual iba a ser mi reacción ante esa situación y si a esto le sumaba que iba a tener que estar una semana entera sin poder pesarme mi ansiedad ante lo desconocido iba creciendo por momentos.

He conseguido no vomitar ni una sola vez a lo largo de esta semana, he reprimido la necesidad que ha aparecido en numerosas ocasiones (a pesar de haber tenido muy fácil hacerlo si hubiese querido) y también he conseguido resistir a la tentación de buscar una báscula para poder pesarme (aunque al llegar a casa de nuevo fué lo primero que hice) ¿Y por qué no decirlo? Por una vez me siento orgullosa de mi actitud.

Hasta aquí llega la parte positiva del viaje porque aunque realmente he conseguido desconectar un poco de todo y disfrutar de ciertos momentos (cosa impensable hace unos meses) porque apenas tenía tiempo de pararme a pensar y eso me ha sido de gran ayuda, también han existido momentos delicados que aunque puedan parecer una tontería yo los he vivido con gran intensidad.

La comida me la servía yo y aún no soy capaz de distinguir entre una cantidad escasa, normal o excesiva asique escogía lo que consideraba menos calórico (para evitar sentirme culpable después y reducir así las posibilidades de acabar recurriendo al vómito) y me servía lo que yo creía que era una cantidad normal más un poco más a sabiendas de que mi perspéctiva no es la más objetiva. Pero mis esfuerzos parecían no ser suficientes y se acababan generando comentarios irónicos e incluso pequeñas disputas del tipo " Si, tú no te pongas más no sea cosa que engordes unos gramos porque sería una lastima".

Intentaba hacer oidos sordos ante esos comentarios y permanecía callada pero no podía evitar que me hiciesen sentir mal, pero aún así hacía el esfuerzo de servirme de postre un trocito de bizcocho o un poco de flan para su tranquilidad en lugar de una pieza de fruta que es lo que habría escogido (solo de ver el flan o el bizcocho en el plato frente a mí la ansiedad empezaba a hacer acto de presencia, pero aún así me lo comía) y volvían otra vez "¿Solo eso? Casi no has comido. Eso te falta a tí para bajar más de peso, pues ya puedes ir poniendo quilos porque al final te los voy a poner yo de golpe"

Joder!! Lo estoy intentando, me estoy esforzando como nunca lo había hecho y ese tipo de comentarios precisamente no ayudan, tan solo me dan ganas de decir "¿Quereis saber lo que es de verdad no comer?"

Parecen no entender que yo como por narices, porque me obligan y por que me obligo porque ha de ser así y me cuesta horrores. Me encantaría hacerlo con normalidad y porque me apetece hacerlo pero por desgracia no es así. Lo hago porque sé que lo tengo que hacer y punto.

Veo como la gente pasea comiendo un helado, una bolsa de papas... y me resulta curioso e incluso increible pensar en que mientras yo no soporto que nadie me vea comer, hago las tres comidas obligatorias y cuento las kcal de cada cosa que me llevo a la boca la gente por lo general come con despreocupación, por gusto, disfrutando de esos bocados que a mi tanto me pesan. Personas gordas, delgadas... comiendo porque les apetece hacerlo, porque les gusta hacer aquello que yo tanto odio y es entonces cuando siento envidia sana al ver que lo que para mí es un suplicio diario es para la inmensa mayoría algo normal e incluso placentero.

Por más que trate de quitame la etiqueta que llevo a la espalda parece que estoy condenada a cargar con ella haga lo que haga. Soy "la enferma", "la anoréxica" "la que no come". Ya sé que tengo un problema, sé que estoy enferma... pero al menos por un momento me gustaría olvidarlo.

Aquello que en caso de ocurrirles a los demás tendría una explicación lógica en mi caso parece que todos quieren achacarlo a mi trastorno alimentario. Me explico, hubo un par de días, en especial uno en los que mucha gente iba en manga corta pero yo llevaba manga larga y estaba muerta de frío, al llegar al hotel a media tarde empecé a ponerme capas de ropa y me acurruqué en la cama hecha un ovillo... simplemente estaba destemplada, tenía mal cuerpo, cosa que le puede pasar en un momento determinado a todo el mundo, a todo el mundo menos a mí al parecer "eso son falta de calorías" "si tuvieses algún quilo más verías como no tendrías tanto frío" "No es normal, tú estás enferma que te hagan una revisión de arriba a abajo" Sé que se preocupan pero estoy cansada de oír esos comentarios, no necesito que me recuerden lo gorda o lo flaca que estoy todo el tiempo.

Y si que yo tuviese frío y andase con la chaqueta puesta todo el tiempo ya generó todo eso... sin quererlo por la noche poco después aún les dí más motivo para que aumentasé la alarma. Ese día caminamos casi 4 horas sin parar por la mañana y 3 más por la tarde, en mi opinión 7 horas de caminata agotan a cualquiera y si a eso le sumamos que yo tampoco tengo mi energía en su nivel máximo... me dió un mareo mientras estabamos en el ascensor y gracias a que estaba apoyada en la pared no me caí, se me movió todo y parecía que era el ascensor el que daba esos movimientos, mi espalda descendió resbalando por la pared mientras yo me sostenía en pie como podía y cuando me repuse y convencida de que le había pasado algo al ascensor exclamé asustada "¿Qué ha pasado?" mientras los tres me miraban sorprendidos y sin comprender "¿Te has mareado?" a lo que yo respondí que no lo sabía. Se miraron entre ellos alguien dijo "al final vas a tener que ir al médico pero a que te miren todo".

Estoy convencida de que fué fruto del cansancio nada más, porque aunque no comí en exceso, hice mis tres comidas con postre incluido cada día de los 7 que estuve allí.

Este es otro claro ejemplo de que si le hubiese ocurrido a otra persona las conclusiones habrían sido probablemente: cansancio, una bajada de tensión... pero en mi caso vuelven a ser la falta de kilos, kilos que a día de hoy en las fotos del viaje yo vuelvo a ver como sobrantes por todos lados.

Es curioso como las cosas cambian depende del cristal con el que se miren y depende de quien las haga.

Pero en fin... el balance que hago de esta semana que he pasado fuera es positivo en general, salvo por esos pequeños detalles.

sábado, 3 de abril de 2010

Poco a poco

Ultimamente estoy... en realidad no sé muy bien como estoy, es una extraña tranquilidad la que me acompaña en estos últimos días y aunque trato de disfrutarla también me preocupa porque en diversas ocasiones anteriores esta misma tranquilidad no era más que la que precedía a la tormenta (aunque no tiene porque ser así necesariamente), prefiero no pensar demasiado en ello por el momento.

Ahora miro hacia atrás (y no tan atrás) y me resulta muy difícil aceptar y asimilar muchas de las cosas que he hecho, aunque soy consciente de que yo soy la única responsable de mis actos. En ocasiones es como si esos actos se volviesen ajenos a mi, como si los viese desde fuera pero no los hubiese vivido en mi piel y es tan contradictorio... porque en el momento que sucedían los vivía con gran intensidad.

La enfermedad parece estar revelandose al comprobar como se tambalean los cimientos tan densos que la sustentan y esa revelión influye en mis pensamientos ya que parece obstinada a jugar todas sus cartas y morir matando y es entonces cuando se me ocurren mil excusas para poder justificarme de algún modo y hacerme creer a mi misma y a los demás que nunca he estado al límite, que nunca ha sido para tanto, que por una vez más que haga tal y tal cosa no pasa nada, una última vez no me va a perjudicar (de momento esa última vez nunca es la última)... ¿pero cuál es el límite? ¿Dónde está la linea que me separa de él?

Trato de autoconvencerme de que nunca rebasé esa linea y para ello me escudo en que en todo el tiempo de enfermedad no he llegado a alcanzar un peso límite y los kilos que me separan del infrapeso severo se convierten en un gran enemigo en esta lucha ya que me hacen considerar que tengo por delante un margen de error que me hace disponer de una mayor libertad de movimiento.

Ahora soy consciente de que no es necesario ser la más enferma entre las enfermas para tener un problema, lo tengo (aunque por momentos se me olvide o mejor dicho quiera olvidarlo). Sé que en todo este tiempo he traspasado muchos límites, que en ocasiones he llegado a caer más bajo de lo que nunca hubiese podido imaginar. Sé que aunque ahora empiezo a estar un poco mejor no me puedo relajar porque estar mejor no significa estar bien y cualquier mínimo descuido puede ser suficiente para llevarme de nuevo al borde del precipicio, cada excusa que me pongo como barrera para no avanzar da más fuerza a la enfermedad y si no lo remedio ya, puede llevarme a la cronificación y no quiero...no puedo bajar la guardia, no puedo permitirme ciertos lujos... todo esto lo sé, pero hay una parte de mi que prefiere seguir a ciegas porque tengo miedo, mucho miedo y no sé como enfrentarme a él.

Mi visión y mi modo de hacer las cosas no es la mejor y si de verdad quiero que todo cambie y así es, no me queda otra opción que tener una confianza ciega en la objetividad de los demás y forzarme a hacer las cosas que tengo que hacer como las tengo que hacer, sin excusas, dejarme guiar esperando que llegue el momento de que no sea necesario forzar nada y salga solo. Sé que es el único modo, pero me cuesta tanto... yo sé lo que veo, sé lo que vivo y aunque también sé que no se ajusta a la realidad y que la visión que tengo de mí es totalmente distorsionada porque hay hechos objetivos que así lo avalan:1.58 m,45 kgs,IMC 18, talla 34-36, todo el mundo opina que estoy delgada... Con todos estos datos la teoría es que no estoy gorda, no puedo estarlo, los hechos son hechos y es lo que me tendría que valer, pero yo lo veo y lo vivo de una manera completamente diferente por lo que al fin y al cabo mi forma de verme se convierte en mi realidad y me cuesta creer en una realidad totalmente opuesta a ella. Asique en este caso sin que sirva de precedente, creo que no me queda más remedio que creer para ver en lugar de ver para creer.

A veces me invade la tentación de seguir en el camino que ya conozco porque me resulta más "fácil" ya que cuando me dejaba arrastrar por la enfermedad actuando solo por inércia sufría pero era un sufrimiento distinto, un sufrimiento que en cierta medida creía poder controlar porque era yo con mis actos quien me lo ocasionaba.

Cuando me sentía mal y me invadia la sensación de aislamiento, soledad, vacío, tristeza, miedo... trataba de evadirme. Al principio ocupaba la mayor parte del día urdiendo estrategias para no comer, contando kcal... después cuando fuí descubierta empecé a asfixiar los sentimientos negativos con comida en forma de atracón y trataba de expulsar el peso que me oprimía la mente y el estómago con vómitos autoinducidos y cuando mi peso comenzó a aumentar y no podía hacerme a la idea volvieron las restricciones y una larga lista de cosas más. Como yo digo el "mounstro" siempre me ha acompañado, tan solo muta pero su finalidad es la misma, paliar el dolor que siento por dentro a base de causarme dolor externo. Mi vida giraba entorno a la comida y los números, no había más... era mi día a día, la cara y la cruz de la misma moneda, mi castigo cuando creía que lo merecía y mi salvación cuando me encontraba perdida.

Me dejaba llevar por mis pensamientos, no me cuestionaba nada, lo hacía y punto... si quería restringir comidas lo hacía, si necesitaba vomitar lo hacía también y así con todo... buscaba el momento y el lugar para poder hacerlo (aunque muchas veces no fuesen los más apropiados) y actuaba. Por un momento me sentía liberada, tranquila... pero cuando pasaba el "efecto", cuando me encontraba otra vez en la soledad de la noche todos esos sentimientos de los que había tratado de deshacerme inutilmente volvían multiplicados.

Creé una rueda que no era capaz de parar, cuanto peor me sentía más me refugiaba en el trastorno alimenticio y cuanto más bajo caía peor me sentía y por tanto más recurría a él, así una y otra vez. Nunca era suficiente y cada día que pasaba, la burbuja de irrealidad que yo misma me creé parecía hacerse más grande para los demás (haciendo más difícil que llegaran a mí) y más pequeña para mí misma, me estaba asfixiando allí dentro y por más que desde fuera hubiese gente dispuesta a ayudarme yo me acurrucaba más y más allí dentro y no alargaba mi mano para poder agarrarme con fuerzas a la mano que me ofrecían desde el exterior por lo que me resultaba imposible salir de esa espiral de autodestrucción y en realidad creo que tampoco estaba muy dispuesta a salir de ella. Me estaba consumiendo lentamente, mi cuerpo pero sobretodo mi mente se iban haciendo añicos, estaba porque tenía que estar pero tan solo era otro cuerpo más arrastrado por el aire... eso era, un cuerpo que se estaba haciendo cada vez más pequeño por fuera y por dentro, apenas quedaba un ápice de mi en su interior. Me límitaba a dejar los días pasar, dejé de esperar nada, tan solo deseaba que todo acabase cuanto antes. No quería morir (aunque esa idea pasara una y otra vez por mi cabeza), como decían en inocencia interrumpida "cuando no quieres sentir la muerte puede parecer un sueño, pero cuando ves la muerte de verdad hace que soñar con ella resulte ridículo". No quería morir, no quiero morir, pero tampoco quiero ni puedo vivir así porque no es vida.

Estos últimos días a pesar del insomnio y el cansancio que arrastro, he conseguido relativizar algo más. Hay días en los que me siento peor que nunca pero sé que eso es provocado por los multiples pensamientos contrapuestos que golpean mi mente, por la lucha interna que estoy librando... pero ahora aunque me sienta mal y en innumerables ocasiones me venza el miedo, la desesperación o las ganas de tirar la toalla me estoy dando la oportunidad que nunca me había dado. Empiezo a vislumbrar que realmente lo puedo conseguir (aunque por momentos me invaden las dudas) porque aunque siga metiendo la pata más de lo que me gustaría empiezo a no dejarme arrastrar e igual que antes no me cuestionaba nada y me dejaba llevar por la inércia y cuando caía lo hacía hasta lo más profundo y me quedaba allí, ahora antes de dar cualquier paso y precipitarme me paro, reflexiono (en ocasiones resulta imposible) y trato de retrasar los momentos que me pueden perjudicar con la esperanza de que retrasando mis actos la ansiedad o la necesidad que siento se acabé calmando e incluso desaparezca. A veces surte efecto, otras por el contrario no (supongo que es cuestión de tiempo y perseverancia) y surje el sentimiento de culpa, pero ahora si que puedo decir que estoy haciendo lo posible y tratando de hacer lo que creía imposible por salir de esta espiral.

E incluso hay pensamientos que tenía automatizados y aparecían sin más que ahora ya no aparecen o si lo hacen no lo hacen con la misma fuerza que lo hacían antes y por lo tanto no me afectan del mismo modo. Y eso me ayuda a confiar en que es posible.

Hoy me he pesado y estoy en 45 kgs y eso me alegra a la par que me preocupa... pero en fin... poco a poco, supongo.