*Si LuChAs PuEdEs PeRdEr, Si No LuChAs Ya EsTáS pErDiDo*

SiGo CaMiNaNdO sIn DeTeNeRmE y CaDa PaSo QuE dOy Me DeScUbRe HaCiA dOnDe VoY.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Hasta pronto


Me despido por un tiempo, no sé cuanto tiempo será, ni siquiera sé si volveré... pero quiero llevar a cabo proyectos en la vida real y ello supone mucha dedicación y he de prescindir de ciertas cosas para ello y en este caso creo que lo mejor es que prescinda del blog por el momento, no quiero tener que venir aquí y acabar escribiendo con prisas palabras que suenen vacías y sin sentido por no poder disponer del tiempo suficiente para buscar dentro de mí y dejar que las palabras que resuenan en mi cabeza fluyan a través de mis manos.

Me gusta hacer las cosas lo mejor posible y sé que ahora mismo continuar con el rítmo que con el que llevado el blog y esperar que siga teniendo un mínimo de calidad es imposible... por lo tanto no me marcho del todo, pero pasará un tiempo prudencial entre entrada y entrada... Sólo escribiré cuando de verdad tenga algo interesante que decir. Mientras tanto trataré de mantenerme con los pies en el suelo y luchar por mantenerme a salvo e ir consiguiendo cosas en el mundo real. La realidad está ahí fuera... Aquí no me queda mucho más que decir.

Espero que os vaya genial y sobretodo que os cuideis muchooooo!! Un abrazo enorme, ha sido un placer compartir con vosotr@s pequeños retales de mi vida, subidas, bajadas, caídas...

sábado, 11 de diciembre de 2010

Haciendo balance

- Casi un año sin matarme a hacer ejercicio por las noches mientras todos dormían.
- Meses sin usar laxantes.
- Meses sin hacer fotos a mis huesos para analizarme y autocriticarme.
- Vomitos cada vez más espaciados, hay semanas que ni siquiera recurro a ellos.
- He pasado de pesarme varias veces al día a no pesarme.
- Me he vuelto más reflexiva.
- Estoy tolerando las meriendas (cosa que no hacía desde hace 8 años)
- Me sigo saltando alguna comida, restrinjo y me privo de otras pero no cada vez que tengo la posibilidad de hacerlo.
- Por lo general me noto más tranquila, aunque mis altibajos emocionales siguen estando más que presentes e influyen en mi punto débil, la comida.
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¿Mejorando? Yo creo que sí, al menos conductualmente en cuanto a alimentación se refiere, aunque hay días que me lo hacen poner en duda. Los fines de semana todo se suele poner de nuevo del revés y el hecho de que se acerquen las Navidades me aterra...
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No es un mal balance después de todo, al menos los síntomas continuan reduciendose, con lo cual la punta del iceberg es cada vez más frágil, lo malo es que sale a la superficie todo lo demás... pero en fin es lo que hay.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Desconfia de tus ojos

Me levanto de la cama, tomo mis pastillas multicolor para sumergirme en una relativa tranquilidad y en una nube practicamente de indiferencia. Voy al cuarto de baño y me desnudo frente al espejo. El viernes no lo resistí más y me pesé en casa de una amiga, 45 kgs. Miro mi reflejo y paso mi mano por mis clavículas afiladas, mi pecho está plano y casi hueco. Desciendo mis manos hacia mis costillas y voy contándolas una a una, mi barriga en cambio parece abultada y los huesos de la cadera aunque se adivinan bajo la piel ya no se notan tanto como antes. Curvo mi espalda y veo como cada una de mis vertebras forman una línea perfecta como si fuesen canicas alineadas.

Después de repasar mi anatomía para cercionarme de que todo sigue en su lugar. Me dirijo a la cocina a "prepararme" el desayuno. Me sirvo un vaso de leche que acaba por el fregadero y cojo una napolitana que acabo envolviendo y guardando en mi cuarto. A vista de todos he desayunado, asique todos contentos, pero en realidad mi estómago está vacío, necesitaba sentirlo así aunque solo fuese una vez más. Sólo por esta vez...

Estoy enfadada conmigo misma, me cabrea matar de hambre a mi organismo, me exaspera pasarme las tardes muerta de frío tiritando en mi cama en lugar de salir a cenar como una persona normal, donde sea menos en casa... Es decir hacer todo aquello que me sigo perdiendo. Estoy realmente enfadada conmigo por preocupar a la gente que me importa y no poner fin a este círculo vicioso.

La idea de comer me sigue asustando, cada cosa que me llevo a la boca supone un reto para mí, un reto que puedo conseguir y que voy consiguiendo, pero no puedo dejar de pensar en que engordaré más y más. Quiero llegar a comer como una persona normal sin que me venza la culpa con cada bocado, quiero poder llegar a permítirme ciertos caprichos con la comida... pero esos caprichos se posan en mi cuerpo en forma de grasa y prefiero seguir privandome de ellos.

Cuando trato de comer con relativa normalidad siempre está esa dichosa "voz" en guardia dispuesta a derribarme y a hacerme sentir culpable. Y esa culpa en varias ocasiones me vence y se convierte en purga posterior. Cada vez que tengo el plato de comida frente a mí vuelve la ansiedad y como, me obligo a comer porque es lo que todos esperan que haga, porque no quiero seguir escuchando "me tienes harta" "vamos para atrás, creo que estas volviendo a adelgazar" "llevamos ya mucho tiempo así" "come, come, come"... lo hago lentamente para que vaya pasando el tiempo y después me siento como si hubiese aumentado 4 o 5 kgs de golpe. Sé que no es real que no se aumenta de peso en cuestión de minutos pero yo lo tengo asociado así, como y al instante siguiente ya me siento y me veo más gorda, no como y me siento ligera, vacía, más delgada... Aunque es obvio que por saltarme una comida tampoco bajo de peso. La mente es complicada y tiene muchos entresijos difíciles de comprender.

Nadie es capaz de explicarme porque mis ojos no ven como los demás, realmente no sé como soy. Porque si lo que yo veo es fruto de la distorsión y no es real ¿Cuál es la realidad? ¿Cómo soy? No quiero que nadie me lo explique, porque sigue sin entrar en mi cabeza. Quiero verlo por mí misma, quiero mirarme al espejo y poder decir: Vale, esa soy yo y estar segura de que la imagen que me devuelve mi reflejo es la real.

Y por las noches esos "murmullos" que se cuelan en tu cabeza cuando la penumbra de tu habitación da rienda suelta a todos tus fantasmas y te gritan que eres una fracasada, que nunca conseguirás nada, que eres una decepción constante para todos... Y vomitas, te mueres de hambre, te cortas... Y lo haces porque necesitas un anestésico que calme todo lo que se remueve por dentro, todo lo que duele. Y el anestésico parece que funciona, puede que durante un rato pero después ese anestésico se acaba convirtiendo en tu peor enemigo y cuando te quieres dar cuenta ya es tarde. Porque ya no eres tú la que controlas, tú no controlas nada, te roba tu alma, tus ilusiones, tus amigos, tu vida, te lo quita todo... Y solo te queda ese maldito anestésico cada vez más necesario porque cada vez hay más dolor. Sabes que es una forma lenta de matarte pero por alguna extraña razón aunque quieres parar sientes que no puedes.

Te miras al espejo y pareces un triste fantasma, las ojeras ya forman parte de tí, al igual que la palidez de tu rostro, tus ojos parecen vacios... tu cuerpo esta presente pero por dentro te sientes más muerta que viva. Oyes gritar a tu corazón que pide ayuda y miras a tu alrededor y otra vez ves todo ese caos que te envuelve, ese caos que generas... Ves que lo poco que queda en pie se tambalea y si ello cae, entonces si que será todo, absolutamente todo lo que esté mal.

domingo, 28 de noviembre de 2010

crazy

De nuevo mi cabeza se vuelve del revés... Paso del blanco al negro en cuestión de segundos. Me miro al espejo y observo como los pantalones que me compré de la talla 36 hace apenas 3 semanas se escurren en mis caderas, me quedan grandes, pero al mismo tiempo yo me veo más gorda, me siento más gorda... Mi barriga, mis piernas... todo se torna de un tamaño desmesurado a mis ojos. Y quiero gritar, quiero llorar, quiero romper ese maldito espejo... Mi estado anímico no puede variar tanto por "tan poco", pero lo hace.

No puedo pasar de querer luchar con todas mis fuerzas e ir dando pasos hacia delante a de repente planificar milimetricamente como será a partir del lunes mi relación con la comida, las comidas que podré saltarme, los momentos idóneos en los que podré vomitar, las tablas de ejercicios que haré cada noche. Objetivo: adelgazar lo máximo antes de que lleguen las Navidades y engorde aún más.

No puedo pasar de pensar en planes productivos, a sin más meterme en la cama toda una santa tarde y tan sólo pensar en morir y en cual sería la mejor manera de hacerlo. Mirarme las venas y llorar sin parar porque no tengo el valor. Realmente soy una montaña rusa con bajadas bruscas.

Mirar hacia el futuro, visualizarlo, tener metas a la vista, ilusiones... Lo intento, pero no me veo capaz de conseguir realmente nada que valga la pena, si ni siquiera me veo capaz de tener una vida normal. No veo un futuro... La anorexia me ha hecho perder muchas cosas, pero ahora ya no tengo mucho más que perder... La enfermedad se convirtió en mi vida, mi refugio, la única que estaba ahí incondicionalmente y a la que puedo recurrir en cualquier momento, la única que estaba ahí en mis momentos de soledad, de tristeza, de frustración. Y ahora que pretendo echarla de mi vida demuestra su fortaleza jugando todas sus cartas porque no quiere irse, no quiere dejarme en paz. Cuando la intento callar aún grita más.



LOCA SIN REMEDIO... BUSCA SU CORDURA. Razón aquí

viernes, 26 de noviembre de 2010

Pequeños grandes pasos

Hoy me he levantado un tanto decaida sin ganas de hacer nada aunque tenía miles de cosas que hacer, además me dolía la cabeza asique el primer planteamiento ha sido: Me quedo metida en la cama todo el día. ¿Pero realmente eso es lo máximo que esperaba de mi día? No.
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Asi que me he levantado me he vestido, me he ido a dar una vuelta y hacer todos los recados que tenía que hacer sin desayunar (mal hecho). Pero después tenía remordimiento de conciencia y esta vez no era por haber comido si no por haberme saltado una ingesta, estaba en mi mano solucionarlo o no, que el no comerme una misera ingesta se vuelva a convertir en una costumbre diaria y después sean dos y luego tres. Asi que me he ido derecha a la panadería y me he comprado un kinder bueno, hacía años que no me permitía algo así sin acabar después frente al wc.
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Me lo he comido, lo he saboreado e incluso podría decir que lo he disfrutado. Después el sentimiento de culpa ha aparecido de nuevo pero era una culpa soportable, una culpa mucho menos intensa que he conseguido calmar simplemente al caminar, el peso en mi estómago está pero de momento es ahí donde se va a quedar. No sé si es un espejísmo, no sé si esta noche necesitaré compensar, si es algo esporádico que ha sucedido hoy sin más, o es que sigo recorriendo camino. Llevo casi un mes sin vomitar, no me peso (aunque me muero de ganas de hacerlo), he aumentado el número de ingestas. Es verdad que cuesta, cuesta mucho pero también es alentador ver que con esfuerzo vas consiguiendo cada paso, porque quizás algún día solo haya quedar un pequeño paso más para sacar por completo los pies del barro.
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Mi tiempo se va ocupando en otras cosas más productivas y menos dañinas y aunque me da mucho vértigo me alegro de que sea así.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Mi corazón se está descongelando, ¿alguien me puede dar un poco de anestesia?


Una vez está en tu cabeza te conviertes en una extraña nueva raza, una forma de vida que adora fantasear sobre su propia extinción...

Como te haces daño por fuera para intentar paliar el dolor que sientes por dentro.




No sé quien soy...

domingo, 21 de noviembre de 2010

Tratando de encontrar y mantener la estabilidad

Para que la vida sea más llevadera en ocasiones es necesario recordar pero también para poder seguir sobreviviendo e intentar vivir es necesario olvidar ciertas cosas.

Ayer tuve un momento impulsivo y borre fotos, mensajes, números de teléfono para tratar de hacer como si nunca hubiese existido. No sé como afrontarlo y me desestabiliza por completo, llevaba unos días bastante buenos en relación con la comida, mi ánimo también parece estar más estable aunque sea una tranquilidad artíficial provocada por la medicación. Estos días en mi cabeza no ha habido solo un monotema, he estado empezando a estudiar y lo he pillado con ganas, dejando currículums... en conclusión, me estoy moviendo. Pero de repente aparece, oigo su nombre, siento que se acerca el momento de verle y sin saber muy bien como todo se va al traste, me invade el pánico y me dejo arrastrar por lo de siempre. Creo fervientemente en que es algo dañino para los dos, para él porque tiene que aguantar mis altibajos y tratar de entenderlos cuando ni yo misma los entiendo y eso debe ser desesperante y para mí porque trato de hacer equilibrios como puedo pero cuando aparece su nombre, aparecen esas mariposas en el estómago pero también vuelvo a caer un poquito más. La distancia hace el olvido y hoy por hoy necesito esa distancia para mantenerme en pie. Puede sonar egoísta, rastrero... pero he de manteneme a flote, no quiero hundirme de nuevo y mi estabilidad comienza a peligrar.

El viernes ya empezaron los pequeños tropiezos, no cené. El sábado comí más bien poco pero hice el esfuerzo aunque en mi cabeza ya estaban otra vez los pensamientos de como compensar todo eso. Y hoy no he desayunado y probablemente no coma porque la opción que hay es pizza y paso.

Y para colmo se acerca la Navidad y lo que ello implica: Comer por comer, atracones por doquier porque es lo que se supone que llevan esas fechas, comer aunque no tengas hambre hasta reventar si hace falta para que todos se queden contentos y después culpa, culpa y más culpa que se cierne sobre mi espalda, culpa de la que me acabo desprendiendo frente al wc.

Personas a las que no ves en todo el año y que muestran las mejores de sus sonrisas ¿por qué? porque es lo que toca, que buenos somos todos en Navidad. Personas que no se han preocupado en su vida de lo que te pasara y que practicamente ignoraban tu existencia (o al menos eso parecía) con sus comentarios "que poquito comes" "estás más delgada" "no pierdas más peso a ver si vas a enfermar" "toma un pedacito de esto" "otro pedacito de aquello" E incluso personas que en su momento eran las primeras en decirme frases como: "que bien que has adelgazado un poco, empezabas a tener el culo un poco, demasiado gordo" Ahora se fijan en los huesos que se me marcan y se preocupan, ja!! A ver si nos aclaramos, querían que estuviese delgada y ahora... ¿Qué pretenden que engorde? Cuanta incoherencia hay en el mundo.

No hace falta que estire el brazo para alcanzar nada son los platos los que vienen a mí de manos de otros bajo la mirada de "coge, coge" "porque antes comias más" "antes no estabas tan delgada" Tienen razón no estaba tan delgada, es verdad que también comía más pero también pasaba más tiempo "vaciandome" frente al w.c. Reuniones a las que no te apetece lo más mínimo ir pero si no vas aún das más la razón a aquellos que opinan que cada día me vuelvo un poquito más rara.

Ya no sé si el mundo está al revés o soy yo la que está cabeza abajo. Debería haber un universo paralelo para nosotros los raros, especiales o edición límitada esto último es para quitarle un poco de hierro a lo de raros pero yo sé que lo soy, lo tengo asumido y además siempre hay algo o alguien dispuesto a recordarmelo.










miércoles, 17 de noviembre de 2010

Yin y yan

Pienso en desaparecer, en adentrarme en la oscuridad que alberga mi alma y salir corriendo hasta donde mis pies sean capaces de resistir pero ahora lo tengo aún más fácil, dispongo de 4 ruedas que me pueden llevar hacia el camino que yo escoja, sin detenerme. Coger la carretera e ir algún sitio, o tal vez a ninguna parte, dónde la carretera me lleve, pero lo suficientemente lejos de aquí.

Simplemente desaparecer sin que nadie sepa mi paradero, empezar de cero en otro lugar. No importa el destino. Un lugar en el que lo único que tenga sea un trabajo y un sitio para vivir, no necesito nada más, no quiero necesitar nada más. Pero para eso tampoco tengo valor. En ocasiones lo veo todo practicamente nitido y surgen las esperanzas pero sin más se desmoronan cual castillo de naipes y vuelven las dudas, los miedos.

El maldito reflejo en el espejo que me recuerda todo el peso que me sobra, esa maldita voz que me grita que de algún modo debo ponerle solución si no quiero ser una débil toda la vida, esa voz que trata de tumbarme recordándome la poca fuerza de voluntad de la que dispongo, lo mediocre que seré toda mi vida, que es mejor que continue desapareciendo porque haga lo que haga nadie me va a ver, siempre seré invisible. Esa niña que no se oye ni escucha y a la que no se le presta atención porque el silencio es cómodo, el silencio no molesta... ¿Qué he conseguido en mis 24 años de vida? Hacerme una experta en contar calorías, saber como escaquearme de las comidas, aprender e inventar mil trucos para que nadie se diese cuenta... ¿Y que más? Ahhh, es verdad NADA.

Consigo frenar esos pensamientos y no darles tanta importancia al menos por el momento, espero a estar más calmada, espero a que vuelvan los pensamientos coherentes y racionales que van desmontando a los otros uno a uno. Pero aún así siempre me planteo ¿y si no tiene fin?

Empiezo a dar pasos realmente importantes, comienzo a compartir con mi madre mis inquietudes, mis pensamientos, mis proyectos... más allá de conversaciones supérfluas comenzamos a sincerarnos aunque aún queda "nada que decir y mucho por hablar", ya no espero que me de un abrazo soy yo quien toma la iniciativa si veo que no llega y se lo doy cada vez que me nace, creo que lo necesita o soy yo misma la que lo necesito. No espero su consentimiento en mis decisiones, tan solo su apoyo y parece que por el momento lo voy recibiendo. El otro día le explique sueños, proyectos que tenía en mente pero se lo planteaba como sueños que quedaron atrás porque quizás ya fuese demasiado tarde, quizás mi tren ya había pasado o yo fuese incapaz de conseguir algo así, y su respuesta fue ni más ni menos que la que yo quería oír "nunca es tarde, hay gente que descubre su camino antes porque está más despejado y gente que necesita hacer las cosas despacio con tiempo, asegurandose de que el camino es seguro y para ello hay que ir retirando todas aquellas ramas que pueden hacer el camino confuso" Nunca sabrás si puedes conseguirlo si no lo intentas.

Empiezo a tener motivaciones, cosas que hacen que valga la pena levantarse de la cama cada mañana aunque haya días en los que mis ojos se cierran a cal y canto y da igual lo que se me ponga delante porque soy incapaz de ver. Voy dando pasos, aunque de vez en cuando sigo poniendome excusas y trampas, eso de avanzar pero no soltarme del todo de mi forma de evasión por si luego la pierdo y necesito volver a ella.
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Curarme- Si
Engordar- No
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¿Incompatible? Estar saludable=comer= engordar. Y no se si estoy preparada para eso.
Tengo todas las ganas del mundo de recuperarme, de dejar esto atrás para siempre, poder mirarlo como algo pasado pero me aterra enormemente subir de peso. Ocupo mi tiempo en otras cosas para evitar que este sea el pensamiento principal y darle demasiadas vueltas a algo que en teoría debería importarme menos que mi salud psiquica y física y digo bien... "en teoría" Pero ¿Dónde se queda en la práctica?

martes, 16 de noviembre de 2010

Queda prohíbido- Pablo Neruda

  • Queda prohíbido llorar sin aprender, levantarse un día sin saber que hacer, tener miedo a tus recuerdos.

  • Queda prohíbido no sonreir a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños.

  • Queda prohíbido no demostrar tu amor, hacer que alguien pague tus deudas y tu mal humor.

  • Queda prohíbido dejar a tus amigos, no intentar comprender lo que vivieron juntos, llamarles solo cuando los necesitas.

  • Queda prohíbido no ser tú ante la gente, fingir ante las personas que no te importan, hacerte el gracioso con tal de que te recuerden, olvidar a toda la gente que te quiere.

  • Queda prohíbido no hacer las cosas por tí mismo, tener miedo a la vida y a sus compromisos, no vivir cada día como si fuese el último suspiro.

  • Queda prohíbido echar a alguien de menos sin alegrarte, olvidar sus ojos, su risa todo porque sus caminos han dejado de abrazarse, olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

  • Queda prohíbido no intentar comprender a las personas, pensar que sus vidas valen más que la tuya, no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

  • Queda prohíbido no crear tu historia, no tener un momento para la gente que te necesita, no comprender que lo que la vida te da también te lo quita.

  • Queda prohíbido no buscar tu felicidad, no vivir tu vida con una actitud positiva, no pensar en que podemos ser mejores, no sentir que sin tí el mundo no sería igual.

¿Lo ponemos en práctica? ¿Probamos a querernos hoy un poquito más que ayer?

sábado, 13 de noviembre de 2010

Quizás sea el principio del fin.

Me siento muy rara. El miercoles no fue mal, eso sí lloré muchísimo y me moría de la vergüenza al ver a mí "chico" allí con ese panorama. Cuando llegué a casa me sentía en parte aliviada, descansada y orgullosa de no haber huído por una vez. Pero esta mañana me ha invadido el miedo y tenía ganas de salir corriendo y no parar pufff todo esto me da tanto vértigo...Mi psico creo que acabó contenta de la sesión y mi "chico" se volcó, me secó las lágrimas, se expresó, me dió la mano... no sé, que sea tan "perfecto" me hace sentirme la persona más horrible del mundo por hacerle pasar por todo esto, porque pienso que merece a alguién mejor, porque no quiero que soporte mis altibajos, no quiero que camine a paso más lento pudiendo adelantar él su paso.

He visto lo que peso y he subido, objetivamente no mucho pero para mí todo un mundo. Sigo estando en un peso bajo pero me aterra subir sin freno, trato de convencerme de que llegaré a mi peso biológico y si como de forma saludable no tiene por que pasar lo contrario pero... siento que me estoy agobiando y esos números resuenan en mi cabeza. Necesito un puntito de cordura porque me veo haciendo equilibrios.

Cómo me dijeron ayer si todas las personas que no padecen un TCA subieran sin freno de peso ya no cabríamos en el mundo y tiene razón la gente tiende a estabilizarse en el peso que más o menos le corresponde geneticamente, espero que así sea en mi caso.

Me estuvieron recalcando todo el tiempo eso que si él está ahí es porque quiere estarlo, que nadie le ha puesto una pistola en la cabeza, que si a pesar del tiempo que ha pasado continua ahí es porque ha visto que vale la pena estarlo porque ha visto algo en mí que yo no logro ver. Y me cuesta aceptarlo, me cuesta no tenerlo todo bajo control y sobre los sentimientos no se manda y me asusta, me asusta hacerle daño y me asusta que me lo haga. Sé que para bien o para mal en eso consiste la vida en sentir y permitirse esos sentimientos, pero me cuesta. Mi chico dice que todo esto es pasajero y que lo acabaré superando pero... ¿y si no lo consigo? Sé que esa no es la actitud, quiero superarlo y hacer todo lo posible por conseguirlo. Pero cabe una posibilidad de que no sea así y entonces... ¿Él se habrá estado privando de cosas que podría vivir para nada? Me da miedo que aunque ahora sé que está completamente volcado y lo hace porque quiere hacerlo, algún día mire atrás y pueda reprocharme cuanto le frené. Demasiada conjetura ¿no?
Llevaba unas 3 semanas sin pesarme pero el jueves me pesé en la consulta y al ver el peso se me cayó el alma a los pies, creía que pesaría más pero por otro lado esperaba pesar menos. Llegué a casa pensando en restringir, en encerrarme este finde en casa para hacer mi voluntad... realmente me afectó y tuve un tropiezo al frenar mis nervios de forma erronea. Sé que encerrándome de nuevo en mi mundo solo puedo caminar hacia atrás y así no voy a solucionar nada, asique anoche cené a pesar de que la primera intención era saltarmela, ahora he desayunado como toca y aunque el dichoso númerito sigue dandome vueltas trato de ignorar esa "voz" y de pensar que es eso, un número, aunque me fastidia enormemente.

martes, 9 de noviembre de 2010

For a moment I find hope

Puedo!!! Sé que puedo!!!


Siento que estoy luchando de verdad, tratando de evitar ponerme trampas y excusas a mí misma para no avanzar más. Tengo mis días, tengo mis momentos, mis meteduras de pata pero igual que caigo me levanto del suelo lo más rápido que puedo sin perder ni un minuto más. Me queda muchísimo camino, muchas cosas por cambiar pero detrás del 1 el 2, aunque en ocasiones lo vea como una montaña imposible de escalar "imposible is nothing!!!!".

Estoy aprendiendo a disfrutar de pequeñas cosas, cosas que antes ni siquiera veía. Empiezan a existir los días que no giran entorno a un monotema. Sigue estando muuuy presente en mí pero ya no es el centro de todo.

Siento que las cosas realmente pueden cambiar, de hecho ya están empezando a hacerlo. Me siento motivada, con ganas de currarmelo y salir al fin de mi encierro autoimpuesto, salir de mi burbuja de irrealidad... :)

Me siento bien haciendo algo que realmente me gusta y quiero invertir mi energía en ello, cada sonrisa sincera me llega y me llena. Sigo llorando mucho pero también es verdad que empiezo a reir de nuevo. Empiezo a vislumbrar cual es el camino que quiero seguir (la niebla es menos densa hoy) y voy a ir a por ello!!

He tenido la suerte de conocer personas maravillosas, personas que pasaron por mi vida, personas que llegaron para quedarse en ella y personas que siguen llegando y que merece la pena conocer. Personas que me alegro enormemente de que se hayan cruzado en mi camino porque van dejando huella en mí mientras yo sigo aprendiendo de cada una de ellas. Sé que están ahí, unas desde la realidad y otras ahora desde lo vírtual {aunque sé que nos volveremos a ver pronto porque tengo algo pendiente que darte ;)} y el "simple" hecho de saber que están ahí me hace sentir menos sóla.

Veo que hay gente que confía en mí y me dan ese voto de confianza que yo misma me he estado negando todo este tiempo, creen en mí más de lo que yo misma he creido nunca. Y quiero devolver ese voto de confianza con creces.

Hoy simplemente me siento bien!! Mañana ya se verá... pero hoy quiero disfrutar de esta sensación. Hay cosas que me preocupan, miedos a los que sé que me va a costar un mundo enfrentarme, los nervios están más que presentes, pero como dice la canción: "Nada ni nadie puede hacer que me derrumbe hoy. Que tiemble el suelo que allá voy, pisando fuerte y sin reloj"

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Construyendo el camino

Me pregunto qué habrá al otro lado del espejo... mirando la vida a la cara y no a través de un cristal.

Trato de ir rompiendo con los espejos que reflejan una realidad artíficial mostrando tan sólo lo que mis ojos se empeñan en ver distorsionando lo verdaderamente real. La imagen que me devuelven me duele, pero aún me duele más sentirme atrapada trás ese cristal que me impide caminar.

Los problemas se trasforman en kilos frente al espejo, los días malos parecen engordarme por momentos... sé que no es verdad, pero parece todo tan real que incluso se puede palpar. Trato de liberar a mi mente de parte de su carga y ese peso parece instalarse en mi cuerpo sin remedio. Es más sencillo ocupar mi tiempo en tratar de eliminar el peso que siento que sobra en mi cuerpo que enfrentarme a lo que realmente me pesa...
Ya no recuerdo como se mira por eso estoy aprendiendo a desconfiar de mis ojos. Resulta difícil puesto que aunque la parte racional me indica que el reflejo que me devuelve el espejo es tan sólo un espejismo fruto de la distorsión, aunque sepa que la imagen que tengo de mi cuerpo no es real puesto que hay hechos objetivos que lo demuestran... es lo que yo veo, es como me siento y eso acaba plasmándose y repercutiendo en mi vida como mi propia "realidad", una realidad que no es real, vale, pero es la realidad que yo vivo, la realidad que llevo viviendo desde hace muchos años, una realidad contra la que lucho cada día... pero por más que luche no puedo negar que continua ahí, puede que no con tanta fuerza como antes pero sí con la suficiente como para tumbarme en cuanto me descuido. Eso sí, si algo he aprendido es a levantarme de cada una de esas caídas... porque no es tan importante cuantas veces caes, si no cuantas veces te levantas y yo ahora ya no me quedo ni un segundo más en el suelo.


Quiero seguir descubriendo... quiero seguir caminando, seguir construyendo... empezar a vencer miedos en lugar de rendirme frente a ellos, aprender a aceptarme. Sigo luchando contra esa otra parte de mí y creo que va teniendo efecto. Sigo teniendo tropiezos, siguen habiendo caidas pero cada vez son menos o al menos por un período menor de tiempo.



Bebe- No más llorar

He estado durmiendo a dos metros bajo tierra,
y ahora he decidio dormir sobre la tierra.

He pasado tanto tiempo lamentando lo que no entendía,
que ahora prefiero que me den la clara del día.

No, no, no, no,... No más llorá.

Empieza mi viaje en la carretera,
por fin camino sola, en mi casita con ruedas.

El tiempo será pa mi lo que yo quiera que sea,
nunca un nido, nunca un muro,
sólo lo que yo quiera.

Recorro montañas, desiertos, ciudades enteras,
no tengo ninguna prisa.
Paro! donde quiera!

La música que llevo será mi compañera.
Aprendí a escuchar las noches.

No pienso enterrar mis dolores, pa que duelan menos,
voy a sacarlos de dentro, cerca del mar,
pa que se lo lleve el viento.

Y algunas cosas que nadie jamás quiero que comprenda
porque son pa mi na más,
pa mi corazón, pa mis pensamientos, pa mi reflexión, pa mi.

No sé cuando volveré, no sé dónde llegaré,
No sé que me encontraré, no importa... no, no..



lunes, 1 de noviembre de 2010

Un mal día

Estoy cansada de tantas cosas... En ocasiones anhelo desaparecer, huir sin detenerme hasta donde consigan llevarme mis pies. Vivir a solas conmigo para que resulte más sencillo esconder mis lágrimas, que caen lentamente sin motivo aparente. Desaparecer para facilitar, para no molestar para... ¿poder avanzar?. Otra vez ese nudo en mi estómago, otra vez ese pinchazo en mi pecho, lágrimas y más lágrimas caen sin cesar y se ahogan en mi almohada...
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Elijo la música como mi única compañía para enfrentarme a la soledad y la oscuridad. Con la cabeza metida en la papelera empieza mi "ritual" de evasión. Quiero desprenderme de los recuerdos que deberían estar destinados a ser olvidados y enterrados, quiero construir nuevos recuerdos dignos de recordar pero me siento incapaz. Necesito deshacerme de todo lo que me pesa, de lo que se me acumula en mi estómago pero también en mi mente.
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Me falta el aire, estoy harta, cansada... me aterra pensar que a pesar de mis esfuerzos no consiga que las heridas cicatricen. Me asusta que los sentimientos sigan doliendo como lo hacen ahora y no consiga paliarlos nunca. Me da miedo que los pensamientos que aparecen y que no dejan de golpearme consigan lanzarme al abismo proclamándose vencedores de esta lucha haciendo que lo que muchas veces es un deseo se convierta en una realidad.

Quiero alejarme de la verdad que esconde la realidad... Quiero cerrar mis ojos y dormir para poder olvidar. El olvido en muchos casos en una utopía, un disfraz, recuerdos que permanecen aunque parezcan sumidos en un letargo e incluso muertos en tu interior. Cuando parece que se esfuman y te dejan descansar aparecen de nuevo y te golpean sin más.

La sonrisa desaparece y a veces sólo aparece en tu cara cuando es forzada. Ves la vida escapar frente a tus ojos y tratas de alcanzarla pero te has quedado tan atrás que te resulta casi imposible poder alcanzarla. Cada minuto, cada segundo toma más ventaja y yo me veo más y más rezagada. No sé vivir de otro modo, ¿y si no consigo aprender a hacerlo?

domingo, 31 de octubre de 2010

Miedo, ¿respuesta adaptativa o paralizante?

Cuanto más me esfuerzo en tratar de mantenerme en la superficie más miedo tengo a caer.

Cuanto más acompañada estoy más miedo tengo a la soledad.

Cuanto más me arriesgo más miedo tengo a fracasar, a no estar a la altura.

Cuanto más me involucro más miedo a sentir para después llorar...

Miedo a fallar, a decepcionar, a no estar a la altura...

Miedo a que las cosas cambien pero también miedo a que no lo hagan.


Como quien tira de una cuerda que se romperá... tirar, tirar, tirar, tirar... Los ojos se han cerrado para no afrontar que el aire es de cristal, que puede estallar.

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En mi silencio habita el miedo...

sábado, 30 de octubre de 2010

Recuerdo...

Recuerdo como cada viernes cuando era pequeña era la niña más feliz del mundo porque iba a pasar la tarde con mi abuelita, para mí, mi yaya.

Recuerdo como siempre tenía una sonrisa para mí, como respondía sin desesperar a todas mis preguntas (que eran muchas), como conseguía calmar mi llanto aunque con ella rara vez sentía la necesidad de derramar mis lagrimas.

Recuerdo como me sentaba en una mesita que tenía en la cocina, me dejaba una libreta que tan sólo yo usaba y en lugar de dibujar como casi cualquier niño haría me ponía a escribir. Mientras tanto mi abuelita cocinaba y muy a menudo se aproximaba a la mesa a mirar lo que estaba haciendo "que letra más bonita tienes" "de mayor quizás puedas ser escritora". Sacaba de mí la mayor de mis sonrisas y me esmeraba aún más si cabe en hacer mi mejor letra, en escribir cosas bonitas que le pudiesen gustar porque me hacia sentir segura de mi misma, me hacía sentir que ella creía en mí y por lo tanto me resultaba más sencillo darme a mi misma una oportunidad.

Recuerdo como no era necesario ningún motivo para que me diese un beso o un abrazo. Como cuando me quedaba a dormir en su casa y sentía miedo cuando en la calle no cesaban los ladridos de los perros me contaba un cuento, hablabamos, nos reíamos y el miedo se iba. A su lado el miedo se esfumaba rápido porque sabía que ante cualquier cosa que fuese a suceder ella me iba a proteger.

Recuerdo como cuando yo estaba enferma venía andando desde su casa que se encontraba bastante lejos y me traía una bolsa llena de chucherías para animarme por no haber podido ir a aquella excursión que tanta ilusión me hacía.

Recuerdo aquel día que mi primo por pincharme y reirse un rato como solía hacer por ser yo más pequeña me dijo que me iba a morir antes de cumplir los 18, me puse a llorar y fuí corriendo a buscar a mi abuelita que estaba en la cocina haciendo la comida con su delantal:


- ¿A qué yo no me voy a morir?
- Claro que no.
-¿Seguro?
- Seguro, mirame a mí yo soy más vieja que tú.
- (Me invadió el pánico) Pero tú tampoco te vas a morir ¿a qué no?
- Algún día pasará. (rompí a llorar)
- No puedes, tienes que estar aquí conmigo. ¿a qué no te vas a morir? ¿a qué no te vas a morir? (yo no dejaba de llorar)
- Me dió un abrazo y me dijo que estuviera tranquila que eso no pasaría.


Recuerdo como más allá de ser mi abuela por un parentesco sanguineo se comportaba como tal, como se desvivía por sus hijos, por sus nietos. Como me daba ese cariño que muchas veces damos por hecho que la otra persona sabe que sentimos pero a veces es necesario oirlo, es necesario sentirlo y con ella realmente lo sentía.

Recuerdo como cuando"se fué" dejé de sentir que alguien creyese en mí. Como su ausencia supuso pasar años y años sin un triste abrazo, como pasé de sentirme querida e importante en la vida de alguien a sentirme cada vez más y más pequeña, como necesité años y años para volver a escribir y aún necesité más años para mostrar a alguien lo que escribía ¿a quién le iba a interesar ver letras y más letras unidas, letras que muchas veces parecían carecer de sentido?



sábado, 23 de octubre de 2010

Sólo quiero sentirme mejor

Y no quiero caer ni perder la razón sólo quiero sentirme mejor.

Necesito pesarme, necesito comprobar si estoy subiendo de peso o todo está simplemente en mi mente. Me genera ansiedad el no poder hacerlo, me está costando más de lo que imaginaba. Necesito asegurarme de que toda la grasa que siento que se va posando sobre me cuerpo no es real. En mi cabeza resuena una y otra vez la misma palabra GORDA, GORDA.

Y vuelve la lucha entre las dos fuerzas, el "diablito" me dice que he de ponerle remedio como sea y quitarme de encima todo lo que siento que sobra. Me empuja de nuevo hacia el acantilado mientras yo sigo haciendo equilibrios para no caer. Ejercicio, laxantes, vómitos, ayunos... todo vale, todo me tienta. Necesito sentirme ligera, sentir mi estómago completamente vacío, ver como mis huesos se vuelven más y más apreciables hasta el punto de estar recubiertos básicamente por una fina capa de piel que amenacé con ser desgarrada en cualquier momento cuando los puntiagudos huesos de mi cadera vuelvan a emerger.

Por otro lado el "angelito" quiere avanzar en la carrera y trata de impedir que vuelva atrás, me invade el sentimiento de culpa cada vez que escucho a la enfermedad pero esta se encarga de poner trampas y obstáculos a su paso. Me aterra la incertidumbre, me aterra subir de peso, me aterra desprenderme del todo de lo que hasta ahora ha sido mi vida porque no sé lo que se encuentra detrás. Me preocupa no estar a la altura de lo que me espera, si es que me espera algo. Me atormenta no ser capaz de dejar de huir de situaciones que amenazan con derribar mi muro y sentirme vulnerable. Me aferro a mis huesos porque tengo miedo de no saber que hacer con mi vida.

Quiero ser normal, sentirme normal, tan sólo quiero eso, lo necesito. Trato de comportarme con normalidad pero algo que para casi todo el mundo resulta cotidiano como puede ser cenar o comer con amigos a mí se me hace cuesta arriba. Lo intento, lo hago, pero cada bocado que llevo a mi boca me mata, los minutos se hacen horas, la comida parece multiplicarse por momentos frente a mí mientras mi organismo y sobretodo mi mente trata de asimilar toda esa grasa. Frente a mí en lugar de platos veo números y mi cabeza empieza a trabajar a un rítmo frenético pensando la forma de compensar cada uno de los excesos.

Mi estómago se vuelve pesado y en él se instala esa sensación de nauseas incesantes que golpean también mi mente. Trato de callarlas, de ignorarlas y con algo de tiempo parece que lo consigo. El resto de tiempo transcurre más o menos con normalidad pero yo me siento extraña, todo parece estar bien pero no lo está. Los pensamientos me invaden, los recuerdos me golpean... la marea va creciendo en mi interior.

Llego a casa y me meto en la cama "Necesito adelgazar... mañana empieza mi plan de ataque" y empiezo a planificar cada comida, mi nueva tabla de ejercicio, compruebo que la caja de laxantes está donde la dejé, le doy vueltas en mis manos y mientras pienso en hincharme a ellos a pesar de hacer meses que no los pruebo. Me tienta la idea pero trato de evitarla "hoy no, puede que mañana" retraso el momento de hacerlo con la esperanza de que se esfume esa idea de mi cabeza, pero aunque no los tome necesito tener la tranquilidad de que están ahí en caso de "emergencia"

Me aproximo al acantilado y me invade una vez más la idea de saltar al vacío. El salto es elevado y la caída puede ser brutal pero pensar en ella consigue ayudarme a dejar de pensar en lo demás, en lo que de verdad se clava, en lo que de verdad duele...

viernes, 15 de octubre de 2010

Hermetismo y análisis de sangre

Trato de bloquear mis sentimientos porque me asustan, porque duelen... el problema es que hay sentimientos que surgen sin más, son aquellos que por nuestros miedos no queremos sentir pero a pesar de ello sentimos sin quererlo. Y como no puedo evitar sentir decido privarme de dar rienda suelta a esos sentimientos, no me dejo llevar y mucho menos me permito vivirlos.
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En cuanto intuyo que una grieta por pequeña que sea surge en el grueso muro que creé para protegerme vuelvo a cerrarla con una pasta más fuerte que la anterior para evitar que algo o alguien se cuele por esa grieta y se encuentre con mi yo vulnerable. Podría definirme como un tanto hermética. Pero cada vez se generan más grietas y no sé por cuanto tiempo más podré mantener el muro que me aisla del mundo real, de los sentimientos y vivencias reales. Quiero derrumbarlo y librarme de él pero por otro lado necesito la protección y seguridad que me aporta. Temo hacer daño y temo que me lo hagan. El universo paralelo inventado se empieza a tambalear.
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Fisicamente no me encuentro muy bien y además llevo un par de meses sin la regla asique a petición de mi psico esta mañana he ido al médico a hacerme una analítica completa y la semana que viene me darán los resultados. Hablando mal y pronto estoy acojonada pero no quiero pensar mucho en eso, lo que tenga que ser será.
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Por otro lado he tenido el valor de acceder a hacerme los análisis y además esta mañana aunque ayer me acompañó la psico a pedir cita para hacermelos (sola probablemente no habría ido), hoy he ido sola a hacermelos (que independiente me he vuelto en poco tiempo, vamos avanzando). He de decir que aunque no estaba muy por la labor quizás sea bueno saber en que estado físico me encuentro para ser aún más consciente de los riesgos que implica y las consecuencias que puede suponer para mi salud continuar con ciertos comportamientos. Aunque en realidad, no nos engañemos, eso ya lo sé pero tal vez verlo plasmado en el papel me abra un poquito más los ojos. No lo sé...

domingo, 3 de octubre de 2010

dudas, confusiones ¿mejorando?

Poco a poco empiezo a salir de mi encierro, muchas veces porque me veo en la obligación y otras muchas porque yo misma me obligo a moverme, a no quedarme aislada en estas cuatro paredes. Me mantengo ocupada y parece que así las semanas pasan a una mayor velocidad.

El estar a solas conmigo ya me lo sé de memoria y también sé como suele acabar eso asique ¿por qué no probar algo distinto? ¿por qué no intentar salir al mundo real? Y eso es lo que estoy haciendo, lo que estoy intentando porque por probar no pierdo nada y aunque ahora me sienta pequeña allí dónde vaya puede que llegue el día en que ya no me sienta así, en que ya no sea necesario forzarme a mi misma a salir y lo haré realmente porque me apetezca. De no ser así sé que siempre estoy a tiempo de volver al aislamiento que ya conozco. No creo que lo que me espera ahí fuera pueda ser mucho peor de lo que he estado viviendo hasta ahora.

Por miedo a mil cosas, por creer que ya tengo las herramientas suficientes y por la sensación de que ya no podía dar más de mí en el tratamiento, ni podían ayudarme más, por no querer que perdieran más tiempo conmigo... estuve a punto de resignarme a vivir encerrada en mi burbuja y a desistir en la idea de avanzar más. Me planteé hace tan solo unos días dejar el tratamiento, no dejarlo completamente al menos en un principio, pero sí tomarme un respiro. Me planteaba una nueva huída. Pero después de pedir opinión a alguien en quien confío plenamente y después de mucho pensarlo es cierto que aún no estoy preparada para caminar sola, sigo necesitando ayuda. Soy consciente de que me queda mucho camino por delante y quiero recorrer cada tramo sin perderme ni un detalle.
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De pronto recordé algo que me prometí a mi misma cuando decidí poner solución a mis problemas "no dejaría el tratamiento hasta que me diesen el alta." Había olvidado esa promesa o quería olvidarla. Ya cometí el error de salir corriendo hace años y la verdad no salí muy bien parada, fuí cayendo más y más. Por esa razón me prometí que esta vez sería diferente, que está vez era realmente consciente de que tenía un problema y sobretodo tenía claro que quería solucionarlo, los errores están para aprender de ellos. Cuando me prometí aquello lo hice siendo consciente de que habían muchas cosas que mejorar pero creía que me costaría menos y necesitaría menos tiempo. Cuando vuelve la cordura a mí se que se trata de un tiempo bien invertido que va dando sus frutos. Echo de menos tener una mayor autonomía, echo de menos ese falso control. Pero cómo dice la canción "no quiero que la prisa me obligue a no ver nada". La guerra aún no está ganada aunque cada día voy ganando pequeñas batallas que me ayudan a creer que algún día podré ganar esta guerra.

Muchos días sigo boicoteándome y poniéndome yo misma obstáculos, trato de mejorar mi relación con la comida y por momentos parece que lo consigo pero mi relación con la báscula continua siendo odiosa y a veces todo se desmorona. Sé que lo mejor directamente sería romper esa relación y tirarla pero soy incapaz, no se me va esa necesidad de control. Siento que engordo y necesito saber si es una sensación real, no logro callar esa "voz" o al menos ignorarla. Ya no recuerdo como se mira.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

...

Empiezo a comer y los números aparecen en mi mente, 160kcal de esto + 70 de aquello... Trato de no pensar, de dejarme llevar, relajarme y simplemente morder, masticar y tragar y me cuesta, vaya si me cuesta.
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Pero como dice el libro Frío de Laurie Halse Anderson "No hay una cura mágica, un hechizo que lo aleje todo para siempre. Sólo hay pequeños pasos; un día más fácil, una risa inesperada o un espejo al que no le das importancia"

domingo, 19 de septiembre de 2010

Negaré que estoy llorando


Tengo que comer, tengo que comer, me repito una y otra vez. Vivir implica comer, comer es una necesidad básica que tiene que ser cubierta y que me permite seguir viviendo.

Y ese es en realidad el problema, cuando estás viva sientes dolor, sientes la soledad, sientes la tristeza que te amarra y no te suelta, sientes la culpa que te aplasta con su todo su peso contra el suelo y sobretodo sientes incertidumbre y miedo, mucho miedo. Asique resulta más sencillo ser yo la que me amarre a algo y ese algo son mis huesos, si me aferro a ellos lo demás ya no me duele ni me asusta tanto. Cada quilo que pierdo me aleja un poco más de la vida pero también me aleja del sufrimiento que escapa de mis manos.

Suena muy dramático pero en realidad me he dado cuenta de que es así, peso 44 kgs pero daría igual que pesara 40...30... porque siempre habría un número menor que alcanzar hasta llegar a 0, o mejor dicho hasta llegar al número que el cuerpo fuese capaz de resistir. Mi objetivo siempre ha sido dejar de existir y por lo tanto dejar de sentir, pero no puedo tomar esa salida porque esa decisión aunque es mi vida y es solo mia no me afecta solo a mí. No quiero hacer más daño ni generar más preocupaciones a mi alrededor. No estoy bien, no lo estoy, pero quiero pensar que es solo otra racha más, una mala temporada que acabará pasando.

Siento que aunque la ropa me quede grande la vida es en verdad lo que me queda realmente enorme, nunca sé como acertar. Quiero desaparecer, aislarme una vez más y alejarme de todo y de todos pero eso en nada ayuda. Quiero estar bien, de verdad que lo quiero y lo intento pero estoy cansada de fingir ante el mundo que todo va bien, estoy cansada de engañarme a mi misma haciendomelo creer también. Estoy cansada de intentar estar bien y no conseguirlo, de la ansiedad, de el nudo que me oprime el pecho, de las ganas constantes de llorar, de sentir este vacío. Estoy harta de espejismos... No puedo parar.

Llevo semanas nadando de nuevo hacia las profundidades. Ultimamente he comido muy poco, entre 500 y 800 kcal (o tal vez menos) al día, he perdido la cuenta de las veces que me peso a lo largo de 24h. Esto solo me lleva a obsesionarme más y más, soy consciente de ello y de que debo decir basta y dejar de hacerlo antes de que no haya marcha atrás, pero en estos momentos me dan igual las consecuencias, me da igual lo que pueda pasarme, me da igual el dolor de espalda y de cabeza que lleva acompañándome desde hace más de 10 días. No quiero adelgazar pero tampoco quiero comer no tengo hambre, ya no la siento. Solo quiero dormir, estoy cansada, tengo sueño, mucho sueño...
















jueves, 16 de septiembre de 2010

La luz encendida

*Hoy dormiré con la luz encendida para alejar la oscuridad que alberga mi alma.
*Hoy dormiré con la luz encendida mientras me ahogo en lágrimas que empapan mi almohada.
*Hoy dormiré con la luz encendida para tratar de mitigar la soledad que va matándome por dentro y me deja desarmada.
*Hoy dormiré con la luz encendida para alejar los recuerdos que emergen de la nada como si fuesen fantasmas.



Tic-tac, tic-tac el sonido de las manecillas del reloj retumba en mi mente, el tiempo pasa y no se detiene. Una pastilla, otra... ahí está de nuevo esa nebulosa que llega y me envuelve, los párpados se vuelven más y más pesados y lentamente se van cerrando, todo se torna oscuridad, la luz ya se ha apagado.
Necesito descansar mi cuerpo, las heridas de mis pies y las de mi alma.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Nada y al mismo tiempo tanto...

- ¿Qué te pasa?

- (fuerzo una media sonrisa) Nada, no me pasa nada.

- ¿Seguro?

- Si, si, seguro. No me pasa nada en especial ¿por?

- Tienes mala cara ¿Seguro que no te pasa nada?

- Que no, tranquila, no pasa nada.

- ...


Y si realmente no pasa nada ¿por qué las lágrimas inundan mis ojos? ¿por qué este nudo en el estómago? ¿por qué tengo que forzar la musculatura de mi cara para contener el llanto y evitar que se note el temblor de mi barbilla?

No pasa nada y al mismo tiempo siento que pasa tanto, que lo que pasa es... todo.

lunes, 30 de agosto de 2010

...

Da comienzo la fiesta de disfraces. Las luces y la música parecen invitarme a que me conceda la libertad de ser como me gustaría ser en realidad y me dejo llevar, sigo el rítmo que las notas musicales van formando...bailo, me rio al tiempo que la vergüenza y la inseguridad desaparecen, al menos aparentemente, pero tan solo es una fachada. El vacío sigue donde estaba, me siento pequeña, muy pequeña rodeada de tanta gente pero yo sigo bailando y hablo y hablo a la espera de que el vacío que siento se harte y se vaya.

Mi mente deja espacio para los sueños y las fantasias que quizás no consiga llevar a cabo, pero en ese instante me siento capaz de todo, de comerme el mundo si es necesario para impedir que sea él el que me acabe engullendo. Mi cuerpo se contonea por inércia al rítmo de la música y las luces, pero mis pensamientos acuden frenéticamente a mi cabeza y giran en otra dirección. Estoy ahí pero al mismo tiempo estoy en otro lugar, en el que más miedo me da. Hago un repaso a mi pasado, a mi presente y sobretodo a mi futuro y siento que no lo tengo.
Empiezo a plantearme las cosas y los pasos que tendré que dar, no puedo continuar por más tiempo quieta, pero me siento tan paralizada... Pienso: quiero escribir, lo haré. Quiero estudiar,lo puedo hacer. Me apetece viajar, ¿por qué no hacerlo?

Intento autoconvencerme de que todo es cuestión de esfuerzo, de intentarlo, de pasar página y cerrar capítulos que hacen daño... Si otros han podido ¿por qué no voy yo a poder?

¿Por qué no voy a poder? ¿Por qué no voy a poder?... Por el simple hecho de que lo intento e intento y no me siento mejor, porque los recuerdos me siguen golpeando y continuan atándome y doliendo. Y pienso ¿para qué? ¿para qué probar hacer algo si tan solo hay una posibilidad entre un millón de conseguirlo? ¿para qué intentar algo si puede que sea demasiado tarde? ¿para qué esforzarme si resulto más que mediocre en cualquier cosa que hago?

Los efectos que se han producido en mí esta noche fruto de lo artíficial se van pasando y los pies vuelven a tocar el suelo, yo vuelvo a darme de bruces con la realidad y todo lo que me parecía alcanzable se vuelve más y más lejano, simples fantasías y locuras poco factibles y practicamente imposibles para alguien como yo. Sin confianza en mi misma, sin ilusión, sin ganas o con ellas haciendo acto de presencia de forma muy esporádica pero sin fuerzas que consigan acompañar esas ganas.

Nunca creí en la depresión como tal, yo la entendía como una falta de voluntad, una forma de echarse a perder... Nunca creí en ella hasta que se adueñó de mí.

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lunes, 23 de agosto de 2010

Frío

Siento como una especie de escalofrío recorre mi cuerpo y va introduciéndose lentamente por los poros de mi piel hasta adentrarse en mis huesos a modo de punzadas similares a las que deben sentirse con cientos de agujas clavadas por todas y cada una de las extremidades que constituyen el cuerpo humano.

Me enrosco en la cama cual ovillo en un intento de entrar en calor. Y tiemblo, no sé si fruto de los nervios o por el frío que siento y que me sigue calando. Lo noto sobretodo en la espalda, me duele, como duele... Mis manos y mis pies están completamente helados.
Me meto en la ducha. Necesito una ducha de agua caliente, mi cuerpo debe estar a muy poca temperatura en este momento pues el regulador del grifo está al nivel máximo y el agua debería abrasarme la piel... y por el contrario lo único que consigue es que me sienta bien, que me sienta a gusto allí dentro dejando que el agua me recorra y termine con este frío.


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"La vida debería ser como un calendario. Cada día se debería poder arrancar una página para iniciar otra en blanco. Pero la vida es como una capa geológica. Todo se acumula, todo influye. Todo contribuye. Y el aguacero de hoy puede suponer el terremoto de mañana"- Lucía etxebarria

jueves, 12 de agosto de 2010

¿Creemos lo que vemos? o ¿vemos lo que creemos?


-"Tu cuerpo necesita energía para funcionar, necesita combustible y ese combustible se encuentra en los hidratos de carbono, es decir, los azúcares, azúcares que no te permites. ¿Y qué hace tu cuerpo? Pues tirar de los lípidos, es decir, de las grasas, tira de las grasas que tú no tienes. Y entonces ¿a qué recurre tu cuerpo? A las proteínas, que es como si te estuvieras devorando a tí misma, y es lo único que te queda asique como no lo cuides pues TE ESTÁS JUGANDO LA VIDA"


- Mirate al espejo.
- Es horrible.
- No, no es horrible.
- Si lo es, no me gusta nada, doy asco.
- Pues mirate otra vez, igual es que no te has visto bien.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Recuerdos, siento que me rompo en pedazos.

Tan solo cicatrices que no desaparecen... y no solo no desaparecen si no que siguen doliendo.

Cada cosa, cada calle, cada lugar me trae recuerdos dolorosos. Paseo por las calles y cada una de ellas me recuerda los largos paseos solitarios que han tenido lugar durante todos estos años, los días en los que vagaba sin rumbo fijo y que dejaba que las horas pasasen hasta sentir el dolor en mis piernas por sobrecargarlas con las caminatas. Cada parque me trae a la memoria las horas que permanecía sentada en alguno de sus bancos porque necesitaba estar sola y en casa no podía porque se suponía que tenía que estar en clase. Las farmacias a las que recurría desesperada. Los bares y el centro comercial en los que he acabado frente al w.c. Las tiendas en las que compraba algún dulce que no me solía permitir para que posteriormente acabara tambien por el desagüe...

En mi casa, los ayunos, las tardes de pequeños atracones, vómitos y otras tantas cosas... Los días que pasaba, y a decir verdad vuelvo a seguir pasando, subida en una báscula o frente al espejo. Las mentiras, las mascaras, los comentarios, las broncas, la indiferencia fingida, el sentimiento de soledad que se me clava (se puede estar solo de muchas maneras), el estrés de ocultar comida, los espejos, las fotos, la ansiedad, las excusas, las noches de llantos, los intentos frustrados de fingir normalidad para evitar que se preocuparan de mí... y otros recuerdos que guardo para mí.

Creo que en algunos aspectos he avanzado pero siento que los recuerdos dolorosos me tienen demasiado anclada y tiran de mí hacia la dirección opuesta a la que quiero avanzar. Mis planes de vida, las ilusiones en las que cuando aparece la calma consigo pensar están absolutamente eclipsadas, empañadas por esos recuerdos. En ocasiones ni siquiera sé lo que quiero o lo que siento y mucho menos lo que verdaderamente necesito... simplemente tengo tantas capas envolviéndome y protegiéndome que ni yo misma logro entrar hasta el núcleo y descifrarlo.

Necesito irme lejos, aislarme... Aunque la realidad es que lo ideal sería aislarme de mi misma sé que eso es imposible por lo tanto desecho esa idea y dejo que me invadan otras algo más factibles. No quiero más espejos, ni más básculas, ni móviles, ni metros... No quiero nada.

No soporto que la gente siga creyendo que los trastornos de alimentación son un capricho, algo insignificante, que basta querer dejarlo para poder hacerlo (porque a parte de querer hace falta bastante más), no soporto que digan que quienes estamos enfermos/as es por que queremos, que somos superficiales e incluso lo último que he llegado a oír (de alguien que me dolió escucharlo), gilipollas ¿Cómo voy a esforzarme por explicar lo que me ocurre a alguien que cataloga a quienes lo sufren de gilipollas? Porque deduzco que para esa persona yo soy gilipollas. Si de verdad supieran hasta que punto pueden llegar a doler sus comentarios estoy segura de que se ahorrarían muchos de ellos.


¿Cómo explico que no solo es el deseo de sentirme delgada el que me mueve? ¿Cómo tengo que decir que me siento mal por varios motivos que les escapan a muchos y el no encontrarme en condiciones de enfrentarme a ellos acaba desembocando en lo único que me hace sentir aunque sea por un instante mejor? ¿Cómo hago entender que es lo único con lo que consigo ocupar mi tiempo y mi mente para no pensar en lo que me duele y escapa de mi control? Que haciéndolo me siento mal porque siento que fallo a los demás y que me fallo a mí misma, siento que hago daño y me duele no sabeis hasta que punto... pero a pesar de ello vuelvo a caer porque no haciéndolo me siento aún peor. Un círculo vicioso, lo hago y me siento mal por haberlo hecho asique como me encuentro peor vuelvo a recurrir a ello para aliviar mi culpa y entonces me siento peor y así una y otra vez. ¿Cómo decir que sé que objetivamente estoy delgada aunque yo no lo vea y que por eso trato de ocultar mis brazos para no generar comentarios, para no seguir preocupando pero que al mismo tiempo no entra en mi cabeza la idea de subir de peso, no lo asimilo y es entonces cuando vuelvo a bajar? En algunos momentos solo intento estar más cerca de desaparecer porque aunque verdaderamente quiero estar bien no sé cómo salir por fin de todo esto, sobretodo de esta depresión que siento que se me escapa de las manos.

Insisto, quiero irme lejos... Habrá quien vea esta idea como un intento de huir, de no afrontar, puede ser, no lo niego. Pero yo lo veo más bien como algo temporal, incluso podría decir que algo contrario a la huida. Yo lo siento como una manera de reencontrarme conmigo misma, un período de autoconocimiento. Un modo de acelerar ese proceso de reencuentro que en ocasiones parece haber empezado a producirse aunque de una forma esporádica, como si de una luz intermitente se tratara, una luz que se enciende por un momento y que posteriormente se acaba de nuevo apagando para dejarme de nuevo a oscuras y contagiar a mi mente de esa oscuridad. Un modo de empezar sin que me influyan y paralicen los recuerdos, una forma de disipar las dudas e indecisiones que me desbordan.

De todos modos sea por huida o por autoconocimiento, no me voy a ir a ningún sitio de momento, tengo demasiado aquí... como para irme a ningún otro lugar, hay ciertas cosas y ciertas personas a las que no podría renunciar.


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Hoy estoy cansada, siento impoténcia, tristeza, me duele la cabeza y la espalda y ando algo susceptible asique de positividad y optimismo ando escasa pero como todo supongo que pasará.
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Pd: Si hay alguien que consiga leerse toda esta parrafada se merece un premio.

Llora oculto su dolor
callado en soledad.
Guarda su secreto en algun rincón
Pregúntale a tu corazón
si asi vale la pena...


Nada que decir, todo por hablar
y mientras callamos, duele más.

jueves, 5 de agosto de 2010

Miedo, miedo y una dosis extra de... MIEDO

Me siento rara (eso no es nuevo), supongo que gran parte de lo que me está pasando es por la medicación, ya que desde poco después de empezar a tomarla consigo dormir y he empezado a tener momentos medianamente buenos en los que tengo ganas de hacer cosas y veo que todo va mejor pero de repente tengo unas caidas de ánimo brutales. Antes mi ánimo se encontraba siempre en el subsuelo y estaba acostumbrada a sentirme mal, no había cambios en ello, a todo te acabas acostumbrando. Ahora al sentir que me levanto del suelo aunque sea de manera esporádica, después cuando caigo el golpe parece más brusco, ya que es desde una mayor altura y en esos momentos me siento peor que nunca y vienen a mi cabeza todo tipo de pensamientos que en ningún caso son constructivos.

Lo reconozco, tengo miedo, mucho miedo... miedo a que todo esto me supere, miedo a perder el control una vez más, a que no haya vuelta atrás en mis decisiones, a que las cosas cambien, a que todo cambie, a estar mejor y que todo se vuelva a torcer. A no estar a la altura, a apartar de mi vida lo único que hasta ahora he sabido hacer medianamente bien y perder con ello de algún modo mi identidad, a que cuando mire atrás solo vea que mi vida se ha convertido en el resultado de un cúmulo de decisiones equivocadas, a perderme de nuevo y que sea para siempre. A seguir haciendo daño a los demás, a prescindir de la soledad que siento y que muchas otras veces busco para volver a sentirme acompañada y después todo se acabe esfumando para acabar dándome de bruces con la soledad absoluta y no buscada. Miedo a que sea él la persona que consiga apartarme de lo que hasta ahora ha sido mi vida para antes o después acabar desapareciendo y yo volver al mismo punto, miedo a empezar algo para que al día siguiente o incluso horas después me invadan las ganas de dejarlo porque ante mis ojos todo vuelva a carecer de sentido y me sienta incapaz de hacer nada... Y sobretodo miedo al abandono, a dejar que la gente entre en mi burbuja y luego acaben desapareciendo del mismo modo que entraron, sin avisar. Miedo al dolor ajeno (que en alguna ocasión siento en mi piel casi como propio) y miedo al dolor propio muchas veces autoinflingido para paliar el dolor de lo real, de lo que sucede sin más y que no se puede controlar.


Es verdad, en cierta medida puede que trate de ser la salvadora de los demás (aunque sin exito, ya que para mi desgracia no soy omnipotente, cosa que me ha costado aceptar) por ellos, pero también lo hago por mi, necesito sentirme útil y no soy capaz de quedarme de brazos cruzados cuando alguien sufre, no soy así, me afecta, quizás sobremanera pero no puedo evitarlo. Simplemente trato de dar lo que me gusta y agradezco recibir. Aunque cuando lo recibo me invade el temor de perder esa sensación. Me gusta sentirme protegida, arropada, escuchada y lo necesito... ¿pero y si luego pierdo todo eso? Es más fácil acostumbrarse a la auséncia de algo que nunca has tenido que enfrentarse y sobreponerse a algo que has perdido. Y en el otro extremo me he convertido en una víctima de mi misma, de mi autocrítica, de mi autoexigencia, de la "autoflagelación" a la que me someto sin compasión... Pensamientos que he normalizado e incorporado en mi día a día.


He formado cara a los demás, o al menos eso he intentado, mi papel de persona independiente a modo de coraza para evitar que me lastimen e incluso llegué a convencerme y engañarme de que en realidad esa independéncia era uno de mis rasgos. Trato de que la palabra necesito no forme parte de mi vocabulario, de pedir ayuda única y exclusivamente cuando ya no hay otra opción. Pero ahora que me estoy descubriendo me doy cuenta de que necesito muchas cosas... y que necesito de los demás más de lo que me gustaría necesitar.
Trato de mostrarme en ciertos aspectos como me gustaría ser pero no como realmente soy. Porque simplemente NO ME SOPORTO y estoy harta y cansada de ser así, de no evolucionar, de no ser más normal, de este vacío que parece no llenarse con nada aunque mirando a mi alrededor parezca tenerlo todo, de esta angustía que me aprisiona, de fingir una normalidad que no siento aún a riesgo de que mis actitudes y secretismos se vuelvan en mi contra dando la razón a todos aquellos que pensamos que soy rara y que cada día que pasa lo soy aún más. Quizás lo que está saliendo a flote es mi verdadero yo, mi yo más odioso si cabe. Quizás empiezo a estar agotada de fingir, tal vez se me estén agotando las energías para seguir haciéndolo.


Asi soy, resulta raro a ojos de mucha gente que no salga todos los fines de semana, que en lugar de salir de marcha prefiera leer o escribir (creo que es de las pocas cosas que consigo disfrutar) ,ver una película o tomar un café, disfrutar de la compañía y simplemente hablar... ¿Tan raro es eso? ¿Me gustaría ser normal por mí o por los demás? ¿No exite algún modo de desconexión total? Porque si hay algo que ahora necesito es DEJAR DE PENSAR.
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Pd: Esto son tan solo unas líneas de pensamientos llenos de incoherencia y probablemente carentes de sentido. Pero mi mente ahora mismo está poblada por ellos.























sábado, 31 de julio de 2010

Sueño revelador

Me encuentro en la ducha, dejo el agua correr sobre mí, mientras limpia mi cuerpo espero inutilmente que también se limpie mi mente. Siento la necesidad de llorar, pero nada, ni una triste lagrima resbala por mis mejillas. Y eso es lo que más me angustia, que toda la intensidad que siento que me desborda se va quedando ahí dentro, ahogándome, doliéndome, volviendo a paralizarme.
...
De pronto y sin saber muy bien cómo veo un abismo inmenso frente a mí, un abismo que me invita a saltar. La invitación se vuelve cada vez más potente, más convincente y empieza a parecerme atractiva la idea de lanzarme al abismo, de golpearme contra el suelo que veo allá a lo lejos, bajo mis pies. Mi mente da vueltas sin cesar y llego a la conclusión de que el impacto contra el suelo dolerá pero tal vez menos que mantenerme constantemente al borde haciendo equilibrios para no caer, sin divisar ningún camino optativo y sin posibilidad de retroceso. Y salto, me estrello contra el duro suelo y cuando al fin consigo abrir los ojos estoy inmovil, cada músculo de mi cuerpo está paralizado y me noto pesada, muy pesada... Y de pronto caigo en la cuenta de que el peso que más me está costando de soportar no es el de mi cuerpo si no el de mi propia vida.
...
Acto seguido me desperté con el corazón acelerado y completamente empapada en sudor. Pensé que ya había pasado y que tan solo había sido un sueño. Aún no sabía que ese mal sueño era el que precedía a una larga lista que se ha ido sucedido a lo largo de este mes. La ambivalencia constante a la que me veo sometida por la lucha que mantengo contra mi misma y contra mis pensamientos desata toda su furia en la oscuridad de la noche y me golpea con fuerza en forma de pesadillas.

lunes, 28 de junio de 2010

Pause

Dos días, tan solo dos días... Ese es el tiempo que me queda antes de irme a la playa todo un mes.

No quería ir y sigo sin quererlo, aquí es dónde quiero y siento que debo estar pero las opciones y alternativas que me posibilitaban quedarme se han ido agotado junto con el tiempo.

Tengo poco tiempo y aún menos ganas de escribir... asique seré breve. Siento pánico ante el momento en el que mi madre me vea en biquini, me aterra que llegue porque sé que no va a ser nada agradable.

Hace un par de días después de asimilar que estaba acorralada y aceptar que ese momento tarde o temprano iba a llegar, me puse el biquini y me planté frente al espejo. Mis muslos, mi cadera e incluso mi barriga me seguían pareciendo realmente voluminosos y rondaba por mi cabeza la idea de deshacerme de todo lo que veía que sobra. Aplaqué esos pensamientos como pude y poco a poco fuí elevando la mirada hasta que de repente al contemplar mis costillas, mis clavículas, mis hombros y mi pecho...llegué a horrorizarme por primera vez al ver marcados cada uno los huesos que los forman, sobretodo cuando me vino a la mente lo que podrían llegar a pensar los demás cuando me viesen así. No quiero engordar pero tenía que hacer algo, ¿pero qué? ya no quedaba tiempo, ya no queda tiempo. Me probé todos y cada uno de los biquinis que guardo en el cajón, buscando aquel que disimulase más todos esos huesos... pero nada, la parte de arriba apenas tiene algo que sostener, no tengo pecho, y la tira que se anuda al cuello se sostiene practicamente en el aire, apoyada tan solo en los huesos que sobresalen bajo la piel.

Aquello no podía ser real, tenía que haber engordado y creía que lo estaba haciendo... Llevo 15 días sin vomitar y bastantes más comiendo relativamente bien, incluso algún que otro helado, helados que me han hecho sentir más que hinchada. Tenía que comprobar si había engordado como me indicaban mis sentidos o había vuelto a adelgazar como indicaba la razón y para ello me subí a la báscula... 45'800. La razón estaba una vez más en lo cierto. Con los sentidos vemos nuestra "realidad", la razón en cambio nos muestra la realidad sin más.

La única explicación que se me ocurre es que el poco peso que he bajado (me alegra no subir pero aunque resulte raro, me preocupa haber bajado de nuevo y no encontrar el motivo) sea a causa de los antidepresivos (y eso que me preocupaba que me engordasen), que además de aportarme cierta tranquilidad están disminuyendo mi apetito y en consecuéncia haciendo que adelgace. O tal vez la enfermedad esté más débil y me empiece a permitir ver lo que hay en realidad. No lo sé... me siento confundida, pero quiero creer que la opción más probable es la segunda, puesto que anteriormente he estado en un peso más bajo que en estos momentos y aunque en algún breve instante había llegado a verme delgada (tan solo de la parte de arriba, como ahora), nunca me había horrorizado de este modo ante la imagen de mis huesos. Huesos que hasta ahora más bien me han causado adicción.

De momento pongo el pause y a ver lo que pasa. Vuelvo en un mes, pongo el pause pero ello no significa que baje la guardia. Cerrado por "vacaciones"

sábado, 5 de junio de 2010

Algo mejor

"Siempre he estado esperando ese momento de luz que me liberase y cambiase mi vida para siempre. Pero él no vendrá, esto no ocurre así. Todo lo ocurrido, todo, forma parte de un proceso de recuperación. Del mismo modo que me hundí, volví a levantarme, gradualmente..." - Película Prozac Nation.

No quiero tomar la caída como una derrota más que me acabe hundiendo de nuevo ante el fracaso. Prefiero mirarlo desde otra perspéctiva la que me hace pensar que caerse forma parte del aprendizaje, no aprenderíamos a levantarnos si antes no nos hubiesemos caido y en esta vida es esencial saber levantarse. Asique por desgracia de algún modo las caidas se convierten en un mal necesario. Continuo aprendiendo a levantarme pero sobretodo estoy tratando de aprender a mantenerme en pie...estoy en ello y sé que lo haré.

Aunque me resultaría más sencillo tomar impulso y levantarme si pudiese suprimir los meses de verano del calendario. Mientras tanto... me mantengo a la espera de que la tranquilidad artíficial empiece a hacer acto de presencia.