*Si LuChAs PuEdEs PeRdEr, Si No LuChAs Ya EsTáS pErDiDo*

SiGo CaMiNaNdO sIn DeTeNeRmE y CaDa PaSo QuE dOy Me DeScUbRe HaCiA dOnDe VoY.

jueves, 5 de agosto de 2010

Miedo, miedo y una dosis extra de... MIEDO

Me siento rara (eso no es nuevo), supongo que gran parte de lo que me está pasando es por la medicación, ya que desde poco después de empezar a tomarla consigo dormir y he empezado a tener momentos medianamente buenos en los que tengo ganas de hacer cosas y veo que todo va mejor pero de repente tengo unas caidas de ánimo brutales. Antes mi ánimo se encontraba siempre en el subsuelo y estaba acostumbrada a sentirme mal, no había cambios en ello, a todo te acabas acostumbrando. Ahora al sentir que me levanto del suelo aunque sea de manera esporádica, después cuando caigo el golpe parece más brusco, ya que es desde una mayor altura y en esos momentos me siento peor que nunca y vienen a mi cabeza todo tipo de pensamientos que en ningún caso son constructivos.

Lo reconozco, tengo miedo, mucho miedo... miedo a que todo esto me supere, miedo a perder el control una vez más, a que no haya vuelta atrás en mis decisiones, a que las cosas cambien, a que todo cambie, a estar mejor y que todo se vuelva a torcer. A no estar a la altura, a apartar de mi vida lo único que hasta ahora he sabido hacer medianamente bien y perder con ello de algún modo mi identidad, a que cuando mire atrás solo vea que mi vida se ha convertido en el resultado de un cúmulo de decisiones equivocadas, a perderme de nuevo y que sea para siempre. A seguir haciendo daño a los demás, a prescindir de la soledad que siento y que muchas otras veces busco para volver a sentirme acompañada y después todo se acabe esfumando para acabar dándome de bruces con la soledad absoluta y no buscada. Miedo a que sea él la persona que consiga apartarme de lo que hasta ahora ha sido mi vida para antes o después acabar desapareciendo y yo volver al mismo punto, miedo a empezar algo para que al día siguiente o incluso horas después me invadan las ganas de dejarlo porque ante mis ojos todo vuelva a carecer de sentido y me sienta incapaz de hacer nada... Y sobretodo miedo al abandono, a dejar que la gente entre en mi burbuja y luego acaben desapareciendo del mismo modo que entraron, sin avisar. Miedo al dolor ajeno (que en alguna ocasión siento en mi piel casi como propio) y miedo al dolor propio muchas veces autoinflingido para paliar el dolor de lo real, de lo que sucede sin más y que no se puede controlar.


Es verdad, en cierta medida puede que trate de ser la salvadora de los demás (aunque sin exito, ya que para mi desgracia no soy omnipotente, cosa que me ha costado aceptar) por ellos, pero también lo hago por mi, necesito sentirme útil y no soy capaz de quedarme de brazos cruzados cuando alguien sufre, no soy así, me afecta, quizás sobremanera pero no puedo evitarlo. Simplemente trato de dar lo que me gusta y agradezco recibir. Aunque cuando lo recibo me invade el temor de perder esa sensación. Me gusta sentirme protegida, arropada, escuchada y lo necesito... ¿pero y si luego pierdo todo eso? Es más fácil acostumbrarse a la auséncia de algo que nunca has tenido que enfrentarse y sobreponerse a algo que has perdido. Y en el otro extremo me he convertido en una víctima de mi misma, de mi autocrítica, de mi autoexigencia, de la "autoflagelación" a la que me someto sin compasión... Pensamientos que he normalizado e incorporado en mi día a día.


He formado cara a los demás, o al menos eso he intentado, mi papel de persona independiente a modo de coraza para evitar que me lastimen e incluso llegué a convencerme y engañarme de que en realidad esa independéncia era uno de mis rasgos. Trato de que la palabra necesito no forme parte de mi vocabulario, de pedir ayuda única y exclusivamente cuando ya no hay otra opción. Pero ahora que me estoy descubriendo me doy cuenta de que necesito muchas cosas... y que necesito de los demás más de lo que me gustaría necesitar.
Trato de mostrarme en ciertos aspectos como me gustaría ser pero no como realmente soy. Porque simplemente NO ME SOPORTO y estoy harta y cansada de ser así, de no evolucionar, de no ser más normal, de este vacío que parece no llenarse con nada aunque mirando a mi alrededor parezca tenerlo todo, de esta angustía que me aprisiona, de fingir una normalidad que no siento aún a riesgo de que mis actitudes y secretismos se vuelvan en mi contra dando la razón a todos aquellos que pensamos que soy rara y que cada día que pasa lo soy aún más. Quizás lo que está saliendo a flote es mi verdadero yo, mi yo más odioso si cabe. Quizás empiezo a estar agotada de fingir, tal vez se me estén agotando las energías para seguir haciéndolo.


Asi soy, resulta raro a ojos de mucha gente que no salga todos los fines de semana, que en lugar de salir de marcha prefiera leer o escribir (creo que es de las pocas cosas que consigo disfrutar) ,ver una película o tomar un café, disfrutar de la compañía y simplemente hablar... ¿Tan raro es eso? ¿Me gustaría ser normal por mí o por los demás? ¿No exite algún modo de desconexión total? Porque si hay algo que ahora necesito es DEJAR DE PENSAR.
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Pd: Esto son tan solo unas líneas de pensamientos llenos de incoherencia y probablemente carentes de sentido. Pero mi mente ahora mismo está poblada por ellos.























1 comentario:

  1. Sentimos miedo de tantas cosas, y más en momentos en los que la mente vuela sin control, o mejor dicho: se estrella sin control...
    Pero el miedo a perder, a fallar, a no ser felices... no puede o no debe impedirnos intentarlo una y otra vez. Es cierto que las caídas duelen más desde arriba, al igual que es cierto que si nunca te enamoras nunca sentirás el dolor del desamor. ¿Y por ello hemos de negarnos a algo tan bello como el amor, o hemos de dejar de luchar por aquello que sabemos que nos hará felices?

    Rarezas habemos muchos que las tenemos. Tampoco yo salgo los fines de semana, ni siquiera cuando era "mi edad", cuando todas mis amigas insistían. Se pueden contar las veces que he ido a una discoteca un sábado con los dedos de una sola mano, pero eso nunca me ha preocupado. Y sí, prefiero el cine, una película tranquila en casa, un libro, escribir, quedar tranquilamente a hablar con un amigo... ¿Y qué? Soy así, y no creo que sea algo dañino para mí ni para nadie. Y me han llamado rara, extraterrestre, alienígena, mutante y de todo cuando iba al colegio y al instituto, y me han tirado del pelo o me han dado empujones por ello, y me han dejado muchas veces de lado, pero de esas "rarezas" jamás me preocupé, siempre pensaba: "Soy así, y punto. No hago daño a nadie. Si no quieren aceptarlo, que les den". En otros aspectos quizá sí sea más dañina, y de esos son de los que hemos de preocuparnos, porque realmente nos amargan la vida.
    Las demás cosas: gustos, preferencias, manera de ser o de mostrarnos... eso no nos daña ni daña a nadie, entonces, ¿qué más da?
    Y es cierto que necesitamos a los demás en mayor o menor medida, según para qué cosas, pero es porque al fin y al cabo somos seres sociables... es bueno aceptarlo, y encontrar el equilibrio. No debemos depender exclusivamente de los demás, pero sí necesitamos de los demás en nuestras vidas.

    Creo que en mayor o menor medida todos nos sentimos solos y asustados ante la vida, porque la vida es inmensa y no hay nada asegurado... y eso asusta, porque lo desconocido asusta. Pero lo importante es cómo nos enfrentamos a esos miedos, por grandes que sean: ¿vamos a dejar que nos paralicen, o seguiremos adelante a pesar de ellos?

    Cuídate mucho. Un abrazo muy fuerte, y muchos ánimos.

    (Acabarás aburriendo mis mega comentarios... lo siento).

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